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¿Qué significa la reforma de la Guardia Nacional en México?

16 de septiembre de 2022

El proyecto de la integración de la Guardia Nacional a las Fuerzas Armadas de México está avanzando en el Congreso. Con ello aumentaría el peso de los militares en la seguridad pública.

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Un policía con un arma en su mano derecha.
Un policía investiga la escena del crimen tras un ataque armado en Ciudad Juárez, México, el 16 de junio de 2022.Imagen: Christian Torres/AA/picture alliance

La Policía municipal, seguridad del barrio

En la base de la seguridad pública están los policías municipales. Están bajo orden del presidente municipal de turno y tienen funciones preventivas y de vecindad. Usan armas semiautomáticas, en general pistolas. Su tarea es mantener la paz y el orden público dentro del municipio. Diseñan y aplican planes y programas, como, por ejemplo, patrullajes en las zonas de actividad nocturna. 

Cuidan instalaciones públicas como alcaldías o acuden a lugares desde donde provienen las llamadas de emergencia del 911 para asistir a las víctimas por ejemplo de accidentes y violencia intrafamiliar. No suelen estar en primera línea de confrontaciones con bandas criminales. Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en 2020 había 189.495 policías municipales en el país.

Blanco de cooptación por cárteles

En promedio ganan 12.927 pesos mensuales (unos 650 euros) según el portal Glassdoor. El 68 por ciento cuenta apenas con educación básica. En muchos municipios, los policías hasta deben comprarse sus uniformes y botas. Esa precariedad fomenta la corrupción y ha convertido a los policías municipales en un blanco de reclutamiento por el crimen organizado.

En 2018, por ejemplo, se intervino la Policía municipal de Acapulco tras descubrir que estaba infiltrada por grupos criminales, algo que anteriormente ya había ocurrido en otros lugares en Veracruz, Tamaulipas y Coahuila. El presidente Felipe Calderón (2006-2012) propuso por eso eliminar las policías municipales o integrarlas a las policías estatales. Al final no se realizó por la resistencia de los municipios, quienes argumentaban que las tareas de unas y otras eran muy diferentes.

El segundo eslabón: la Policía estatal

El segundo eslabón lo representan los policías estatales, bajo control del Gobernador de cada una de las 32 entidades federativas de la República Mexicana. Al cierre de 2020, el INEGI contabilizó 225.544 policías estatales, con la Ciudad de México con mayor cantidad de dicho personal (90.671), mientras el sureño estado de Chiapas concentra más cuarteles (21).

Perciben entre 10 y 15 mil pesos mensuales y tienen un mayor arsenal de armas semiautomáticas y automáticas. En la Policía estatal, hay mejores condiciones de trabajo y, en general, se les provee el equipamiento básico. Entre sus tareas, está la búsqueda de personas desaparecidas y el monitoreo de las cámaras de vigilancia en la vía pública.

Poca investigación, crímenes de lesa-humanidad

Además, tiene la tarea de proveer inteligencia e investigaciones. Sin embargo, según el INEGI, sólo 3.191 elementos están adscritos a esas funciones. Las policías estatales están más a menudo en tiroteos con criminales. En 2020, se registraron 716 enfrentamientos, durante los cuales hubo 281 fallecidos y 352 detenidos.

Las policías estatales no están exentas de escándalos y han participado en crímenes de lesa-humanidad. En el sexenio anterior, la Policía estatal de Veracruz estuvo involucrada en desapariciones forzadas. Durante 2020, 15 instituciones de seguridad pública estatal denunciaron a 364 servidoras y servidores públicos por la comisión de algún presunto delito. Destaca Michoacán, con 39 por ciento del personal denunciado.

La Guardia Nacional, el arma pesada

Las policías estatales sólo pueden actuar dentro de su estado. En zonas que son de competencia federal, como carreteras, fronteras, aduanas, prisiones y aeropuertos, interviene la Guardia Nacional, inaugurada en 2019, en reemplazo de la Policía Federal, creada luego de la Revolución mexicana en 1928.

Actualmente tiene 115 mil activos, y está previsto que aumente hacia el final del sexenio en 2024 a 199 mil efectivos. El 80 por ciento de sus integrantes y el 100 por cien de los mandos son militares. Actualmente, cuenta con 241 cuarteles en todo el país. Los sueldos empiezan a partir de los 19 mil pesos, dependiendo del rango, y además tienen primas, aguinaldos y vacaciones pagadas.

La militarización de la seguridad pública

La Guardia Nacional puede llevar a cabo operaciones encubiertas y tareas de espionaje, como intervenir comunicaciones. También funge como policía migratoria e interviene en delitos federales, como ataques a las vías de comunicación, robo de combustible o delitos como trata, falsificación de documentos o narcotráfico.

Cambios legales sustanciales

Según el art. 21 de la Constitución mexicana, la seguridad pública es del ámbito civil, algo que cambiaría con la ley actualmente en discusión. Con su integración a las Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional tendría derecho a usar armamento pesado de uso exclusivo del Ejército. Se otorgaría el fuero militar a sus integrantes, con lo cual será muy difícil que Cortes civiles investiguen y juzguen a sus miembros, incluso en casos graves de violaciones de derechos humanos. También afectaría la rendición de cuentas, ya que muchas informaciones, desde el presupuesto hasta estadísticas o decisiones sobre el personal, se pueden declarar como secreto militar.

Las Fuerzas Armadas, de defensa nacional a tropa antinarcótica

Las Fuerzas Armadas mexicanas, con sus distintas ramas como Fuerza Aérea, Marina y Ejército, tienen 236.450 personas en armas. Su tarea es la seguridad nacional, o sea, defender la integridad del territorio mexicano ante ataques. Sus armas, su función y su formación son, por ende, muy distintas a las de la Policía. A diferencia del entrenamiento de un soldado, por ejemplo, la formación de un policía requiere cursos complementarios y la aprobación de un proceso de control de confianza con diferentes exámenes, incluido el polígrafo.

Sin embargo, desde la revolución zapatista, en 1994, las Fuerzas Armadas han estado asumiendo cada vez más funciones de seguridad interna, incluso en casos graves de violaciones de derechos humanos, como ejecuciones extrajudiciales por parte de soldados, como en la masacre de Tlatlaya en 2014. 

Un impulso fuerte fue la guerra contra el narco, declarada en 2006 por Calderón. También los Estados-Unidos jugaron un rol en la militarización, apoyando la formación y el equipamiento de las Fuerzas Armadas en el combate contra el narcotráfico – un modelo calcado al Plan Colombia. En México, el principal socio de los EEUU ha sido la Marina, que siguiendo el ejemplo de los "US Marines” fue transformado en una tropa de élite. El presidente, Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, desconfía de la Marina, que ha tildado como elitista y confía más en el Ejército que, según él, representa al pueblo. (ms)