Quinientos años del nacimiento de Santa Teresa
Mística, escritora, doctora de la Iglesia... fue una mujer polifacética que fundo conventos, reformó su orden religiosa, se codeó con la alta nobleza y los grandes intelectuales de su tiempo y cuya voz sigue muy viva.
Santa Teresa vista por Rubens
El 28 de marzo de 1515 nació en Ávila (posiblemente en la villa cercana de Gotarrendura) Teresa de Cepeda y Ahumada, posteriormente conocida como Teresa de Ávila o Santa Teresa de Jesús. Fue la primera mujer nombrada doctor de la Iglesia. Y es una de las cumbres no sólo de la mística europea, sino también de la literatura española. Autora, entre otras cosas, de la primera biografía moderna.
"La educación de Santa Teresa"
Su padre, comerciante de origen judío, disponía de muchos libros en romance para que sus doce hijos pudieran leer sin saber latín. Santa Teresa recibió cierta instrucción en su casa (como intenta reflejar este cuadro del siglo XVIII), en una época en la que a la mayoría de las mujeres ni siquiera se les enseñaba a leer. Se aficionó pronto a las biografías de santos, que leía con su hermano menor.
Muero porque no muero
En el relato de su vida que le mandó escribir su confesor recordaría que, por “gozar en tan breve” los bienes del cielo: “Concertábamos irnos a tierra de moros, pidiendo por amor de Dios, para que allá nos descabezasen”. Y lo intentaron, pero no llegaron muy lejos. Un familiar frustró su escapada y ambos se dedicaron entonces a construir ermitas en el jardín con piedras “que siempre se nos caían”.
Tentaciones de juventud
Se especula con que el propio Papa Francisco pueda acudir a las celebraciones por el aniversario de Santa Teresa. Ella también tuvo una juventud desligada del camino de la santidad. Las malas compañías lograron que olvidara su precoz vocación. Por eso la llevaron a un convento. Allí decidió consagrarse a la vida religiosa. Después de veinte años, empezó a tener visiones y arrebatos místicos.
"El éxtasis de Santa Teresa"
La sospecha de que esas visiones pudieran tener origen demoníaco, como pensaban sus confesores, la atormentaba. En una de ellas, un ángel le clava una flecha ardiente, en lo que no pocos han querido ver un simple sueño erótico. La escena la recoge esta escultura de Bernini, en la iglesia de Santa María de las Flores de Roma, famosa por aparecer en "Ángeles y demonios", del escritor Dan Brown.
"Visión del collar"
En otra de esas visiones se le aparecía la Virgen: la cubría con un manto de pureza y le colgaba un collar con un crucifijo. La escena, aquí representada por el pintor Andrea Vaccaro en 1642, dio a entender a la santa, que contaba entonces 42 años, que debía emprender la refundación de la Orden Carmelita con la que soñaba. Un año más tarde, en 1562, levantó el Monasterio de San José en Ávila.
Piedra a piedra
Santa Teresa reformó la Orden del Monte Carmelo para fundar los Carmelitas Descalzos. El monasterio fundado en Ávila sería sólo el primero. Le seguirían los de Medina del Campo, Malagón, Toledo… y así hasta diecisiete. Recorrió, para ello, cientos de kilómetros, a pesar de una grave enfermedad que padecía. Y acabaría muriendo en uno de ellos: el convento de Alba de Tormes, el 4 de octubre de 1582.
Su obra llegó aún más lejos
El bastón con el que recorrió muchos de esos caminos llegó hace unos meses donde ella nunca llegó, a Paraguay, para acompañar a las congregaciones locales en la celebración su quinto centeneario. Y es que la orden que fundó junto a San Juan de la Cruz, los Carmelitas Descalzos, siguió creciendo hasta extenderse por los cinco continentes desde Filipinas a Latinoamérica, pasando por Tierra Santa.
Denuncia de la Princesa de Éboli
El manuscrito en el que daba cuenta de su vida a su confesor pasó de mano en mano. Quien podía, lo copiaba. Y más, ante la posibilidad de que la Inquisición lo prohibiera, como había hecho con los de otros místicos. Cobró gran notoriedad entre la alta nobleza. La intrigante princesa de Éboli se encaprichó en leerlo, tras lo que denunció a Teresa, con la que estaba enfrentada, ante la Inquisición.
Biblioteca Real
Después de muchos interrogatorios, la Inquisición concluyó que nada en la vida de Teresa era contrario a las Santas Escrituras. Antes bien, al revés. Felipe II, por si acaso, había ordenado llevar el manuscrito original de su autobiografía, para preservarlo, a la Biblioteca Real del Monasterio de El Escorial, entonces todavía en construcción, donde aún permanece como uno de sus grandes tesoros.
Patrona de los escritores
Contaban sus coetáneos que Santa Teresa escribía, arrebatos de inspiración divina aparte, a una velocidad extraordinaria y sin necesitar correcciones. Escribió, además de sus obras, multitud de cartas, como esta a Doña Isabel Osorio, fechada en 1580, dos años antes de su muerte. Un conocido análisis grafológico, del italiano Jerónimo Moretti, define su letra como la de un “espíritu superdotado”.
Exposición "La palabra de Santa Teresa en imágenes"
Además de los actos en memoria de la santa organizados por la Iglesia, destaca la exposición que, hasta el 31 de mayo, se puede ver en la Biblioteca Nacional de España. Se han programado también reposiciones de "La lengua en pedazos", obra basada en la autobiografía de Santa Teresa por la que Juan Mayorga recibió el Premio Nacional de Literatura Dramática 2013. Prueba de que su voz es muy actual.