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Sociedad

¿Que quedó de la revolución sexual de los 60?

Bettina Baumann
20 de agosto de 2018

El año 1968 estuvo marcado por la revolución en Alemania. La consigna era liberarse de las viejas costumbres, también en lo sexual. ¿Cómo sucedió y que ha pasado en este tiempo con sus logros?

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Szene aus "Das Wunder der Liebe"
Imagen: picture-alliance/Keystone

Durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial se impuso en Alemania una moral sexual marcada por los tabúes y los mensajes amenazantes. Quien se masturbara, sufriría enfermedades o se le pudrirían las manos, el pene erecto era considerado una patología y el orgasmo femenino perjudicial para la salud. "La sexualidad era algo de lo que no se hablaba, algo de lo que había que avergonzarse y que había que esconder a los niños y jóvenes”, recuerda Ulrike Heider en entrevista con Deutsche Welle. Heider nació en 1947 en Fráncfort, es escritora y periodista y participó en la revuelta estudiantil de 1968. Sus primeras nociones básicas sobre sexo se las proporcionó una joven miembro de la Asociación de Estudiantes Alemanes Socialistas, la SDS. Todavía le guarda agradecimiento por aquellas explicaciones.

"Mi madre me llamaba ‘buscona”

El conservadurismo sexual y social de la década de los 50 tenía una finalidad. Los roles de género bien definidos y la idealización de la vida doméstica formaban parte del intento de reconducir la vida tras la Segunda Guerra Mundial. Todo debía transcurrir por caminos trillados. "Mi madre esperaba de mí que me casara a más tardar al final de mi década de los veinte con un acaudalado médico o un abogado, que tuviera hijos y una casa. Cuando se enteró de que tuve sexo a los 21 con mi primer novio me llamó ‘buscona”, relata Heider.

Solo la introducción de la píldora anticonceptiva en 1961 en Alemania relajó un poco las expectativas morales de la pudibunda era Adenauer de la década de los 50 y principios de los 60 y allanó el camino a las reivindicaciones de mayor libertad sexual del movimiento del 68. El nuevo método anticonceptivo posibilitó a ambos sexos tener una vida sexual libre de miedos e impulsó la emancipación de la mujer. La planificación familiar quedó en manos femeninas y las mujeres pudieron formarse profesional y académicamente en lugar de dedicarse a tener hijos.

Revolución en todo el orden social

A partir de mediados de los 60, una ola de sexualidad invadió los medios y se veía piel femenina por todas partes. "Pero en las escuelas y universidades los jóvenes revolucionarios fueron un paso más allá. Tenían un declarado interés por la emancipación”, relata Heider. El objetivo era ligar la revolución social que ya estaba en curso con una revolución cultural y sexual. "Su utopía era una sociedad igualitaria en la que el amor y la sexualidad quedaran libres de las constricciones morales, eclesiásticas y estatales”, explica la escritora. "Querían sustituir la pareja tradicional y la familia por nuevas relaciones más humanas, nuevas formas de amor y de sexualidad”.

Como modelo contrario a la visión burguesa del amor y la familia surgieron las comunas, en las que la gente convivía sin contraer matrimonio y experimentaba con su sexualidad. "Y la que se quedaba embarazada sin pretenderlo, abortaba sin sentimientos de culpa”, dice Heider. Se había roto el tabú del sexo.

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Miembros de una comuna. Imagen: Werner Bokelberg

"Toda una generación trataba de mostrar que era diferente a aquellos que habían participado en los grandes crímenes de la historia de la humanidad. Frases como ‘Haz el amor y no la guerra' eran sus consignas para dejar claro que el sexo era lo mejor para luchar contra el mal”, escribe la autora feminista Margarete Stokowski.

Revolución incompleta

Pero la revolución sexual no solo deparó a las mujeres nuevas libertades, sino también nuevas esclavitudes. La frase "La que se acueste dos veces con el mismo ya forma parte del sistema” implicó que debían estar sexualmente dispuestas si no querían ser consideradas como estrechas. Mientras, en las asambleas, tomaban pocas veces la palabra y se dedicaban más a escribir a máquina octavillas que a hablar. "O eran solo ‘la novia de”, dice Stokowski. Uno de los problemas fue que, aunque la revolución era sexual, no cuestionó la relación entre ambos sexos. Eso sucedió después, durante la segunda ola del movimiento femenino, en 1968.

"Es obligatorio tener una sexualidad satisfactoria”

¿Qué sucede hoy, 50 años después de la revolución sexual? Hay omnipresencia de imágenes sexuales: películas, publicidad, revistas, cine… Incluso una historia erótica como "50 sombras de Grey” donde hay escenas explícitas de BDSM (acrónimo que se refiere a prácticas de bondage, dominación y sadomasoquismo) se ha convertido en parte de la tendencia general. Pero lo que a primera vista parece más libertad, no significa necesariamente más autodeterminación sexual. Mientras muchos ven "50 sombras de Grey” como una muestra de emancipación, para otros es un catálogo de los clichés habituales: hombre rico y experimentado muestra los misterios del mundo a muchacha tímida e indefensa. La historia explica que la chica tuvo una infancia difícil y, al final, queda degradada como anomalía.

Los medios, con su insistencia en mostrar cuerpos perfectos, transmiten una sola imagen de la mujer, joven, delgada y seductora, presionando de esta manera a mujeres y muchachas a perseguir ese modelo. La actriz alemana Carolin Kebekus dice sarcásticamente al respecto que la mujer de hoy debe ser "follable” incluso cuando acaba de ser madre. Al fin y al cabo, lo que actualmente importa es la optimización de todo, incluso en materia amorosa. "Se ha interiorizado como obligación tener una sexualidad plena y satisfactoria”, dice la socióloga e investigadora de género Imke Schmincke, de la universidad Ludwig Maximilian, de Múnich.

Autora: Bettina Baumann (MS/EAL) 

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