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¿Puede la economía iraní permitirse una guerra?

Thomas Kohlmann
19 de abril de 2024

Irán lleva años sufriendo una elevada inflación, la caída de su moneda y sanciones internacionales. Más restricciones de Occidente y un conflicto militar prolongado agravarían la crisis económica interna.

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Terminal de extracción de petróleo de Jask en Teherán, Irán
Terminal de extracción de petróleo de Jask en Teherán, Irán Imagen: Iranian Presidency/ZUMA/picture alliance

Mientras Estados Unidos y la Unión Europea (UE) estudian nuevas sanciones contra Irán, Teherán presume de éxito: el país ha exportado más petróleo que nunca en los últimos seis años. Y ello, a pesar de las sanciones estadounidenses impuestas por el entonces presidente Donald Trump, en 2018.

El ministro de Petróleo iraní, Javad Owji, anunció en marzo que las exportaciones de habrían inyectado "más de 35.000 millones de dólares" en las arcas de Irán en 2023. Aunque los "enemigos de Irán" querían detener sus exportaciones de petróleo, "hoy podemos exportar petróleo a donde queramos con descuentos mínimos", lo citó el Financial Times.

La inflación ya es alta, en torno al 40 por ciento, y cada escalada de las tensiones geopolíticas ejerce una presión adicional sobre el valor del rial (la moneda iraní), explica Djavad Salehi-Isfahani, profesor de economía en la universidad estadounidense Virginia Tech, en entrevista con DW. 

En las últimas semanas, mientras se esperaba una intensificación del conflicto con Israel, el rial perdió una cuarta parte de su valor frente al dólar, calcula Isfahani.

Dependiente de las exportaciones de petróleo

La situación económica se ha deteriorado notablemente para la clase media en las dos últimas décadas. "El nivel de vida ha vuelto al de hace 20 años debido a las sanciones", afirma Isfahani. La producción económica, en cambio, está "más o menos al mismo nivel, o quizá un par de puntos porcentuales por encima".

El país depende en gran medida de las exportaciones de crudo. Dado que más del 90 por ciento del petróleo se envía a China, las sanciones impuestas por Occidente se quedan sin mayor efecto. Tras el shock que produjeron las sanciones impuestas por Trump en 2018, Irán ha vuelto a recuperar el 80 por ciento de su volumen de exportación anterior.

"En efecto, la economía iraní ha crecido en parte gracias al aumento de las exportaciones de petróleo; no al aumento global del PIB, que ronda el 5 por ciento anual, lo que no está mal, comparado con lo que está ocurriendo en el conjunto de la región tras la pandemia de Covid", explica Isfahani.

Corrupción y falta de transparencia

De todos modos, mucho dinero se filtra en las estructuras poco transparentes de los gobernantes chiíes de Teherán. En el índice de Transparencia Internacional, que mide la corrupción percibida, Irán ocupa el puesto 149 de 180 países. Alemania ocupa el noveno lugar y Estados Unidos el 24.

El papel de la Guardia Revolucionaria, en calidad de "Ejército paralelo", y las fundaciones religiosas, que controlan partes centrales de la economía, es especialmente opaco. No pagan impuestos, no tienen que presentar balances y, sobre todo, están subordinadas al líder político y religioso de la República Islámica, el ayatolá Alí Jamenei.

Para Martin Beck, experto en Oriente Medio de la Universidad del Sur de Dinamarca (SDU), la economía iraní se caracteriza por "una imbricación de las esferas política y económica, que promueve una política estatal de distribución y clientelismo, asociada a un alto nivel de corrupción".

Pero, si bien los ingresos procedentes de las exportaciones de petróleo se han estabilizado cada vez más en los últimos años, Irán es cualquier cosa menos un peso pesado económico. Aunque su población, de unos 88 millones de habitantes, es casi diez veces superior a la de su archienemigo Israel (nueve millones), su producción económica, de 413.000 millones de dólares en 2022, era significativamente inferior a la de Israel, de 525.000 millones.

Sanciones, petróleo y escalada militar son las claves

La evolución de la economía del país depende sobre todo de si las nuevas sanciones occidentales consiguen frenar significativamente las exportaciones de petróleo iraní.

Teherán logró vender una media de 1,56 millones de barriles (un barril equivale a unos 159 litros) de crudo al día en los tres primeros meses del año, casi todo a China. Según el proveedor de datos Vortexa, se trata de la cifra más alta desde el tercer trimestre de 2018.

"Los iraníes han dominado el arte de eludir las sanciones", se cita en el Financial Times a Fernando Ferreira, del Rapidan Energy Group de Estados Unidos."Si la administración Biden quiere realmente marcar la diferencia, necesita cambiar su enfoque hacia China", se advierte.

Pero independientemente de que se endurezcan o no las sanciones.¿Estaría preparada actualmente la economía iraní para una posible escalada militar con Israel?

La respuesta de Djavad Salehi-Isfahani es clara: "En general, no está preparada para un conflicto militar prolongado. Por eso tuvieron mucho cuidado de no involucrarse demasiado en la guerra de Gaza. Y el ataque a Israel fue más simbólico que destinado a causar daños".  

(jov/rml)