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¿Deja Europa caer a la oposición en Venezuela?

28 de enero de 2021

La prensa en alemán comentó esta semana la decisión de la UE de no reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela y los problemas que enfrenta el "enfoque humano" de la política migratoria de Biden.

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Imagen: Matias Delacroix/AP/picture alliance

El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung analizó la decisión de la UE de no reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Acá unos extractos de la nota: 

"No es un cambio político", dice un alto funcionario de la UE a FAZ. "Aunque la UE no reconozca a la nueva Asamblea Nacional, el mandato de la anterior ya concluyó y Guaidó ya no es el presidente. Sin embargo, se apuesta por que pueda poner de acuerdo a la oposción. Esa es la condición para que se produzca el cambio político que Borrell apoya con todas sus fuerzas", prosigue el funcionario. Borrell trató el año pasado una y otra vez de ejercer algún tipo de influencia sobre el régimen. En otoño envió a su jefe de gabinete a Caracas para pedir el aplazamiento de las elecciones a la Asamblea Nacional. Todo en vano.

La declaración de la UE ha enfadado a Guaidó y sus seguidores en Venezuela. Pero, en realidad, se trata de un gesto realista, porque allí apenas nadie ve a Guaidó como presidente interino. Hace dos años la situación era diferente: el joven diputado ascendió como de la nada a oponente de Maduro. Su proclamación como presidente interino, débilmente sustentada sobre algunos artículos de la Constitución, formaba parte de una estrategia acordada previamente con Washington. Se suponía que el régimen de Maduro se doblegaría en pocos días ante la presión del reconocimiento internacional de Guaidó. Pero Maduro, gracias a la lealtad del Ejército, se mantuvo en el poder, y el fracaso de Guaidó se hizo cada vez más evidente. (…)

Con la degradación de Guaidó de presidente interino a miembro de la 'Asamblea Nacional saliente', la UE reconoce indirectamente el fracaso de su estrategia hasta ahora. Al mismo tiempo, se abre la puerta para canalizar por otras vías su compromiso con Venezuela y apoyar la lucha de la oposición  para lograr un cambio político en el país. Se trata de alejarse del duelo entre Guaidó y Maduro y encaminarse hacia un diálogo más amplio y un proceder pragmático en cuestiones como la ayuda humanitaria y la reconstrucción económica. (…) El nuevo Gobierno de EE. UU. sigue reconociendo a Guaidó como presidente interno. Antony Blinken, ministro de Exteriores de Biden, dijo que había que seguir presionando al 'brutal dictador' Maduro. Pero también en Washington hay la sensación de que, a pesar de todos los esfuerzos, 'no se han logrado los resultados deseados' y que hay que refinar la estrategia en Venezuela. Blinken también dijo querer impulsar una coordinación más estrecha con la UE y con los países latinoamericanos". 

Biden ve una oportunidad en la inmigración

Por su parte, el diario Die Welt comentó los problemas que enfrentará la política migratoria que quiere emprender Biden: "Pasarán años hasta que puedan revertirse las numerosas medidas de la era Trump. Para la experta Doris Meissner, miembro senior del think tank Instituto de Política Migratoria (MPI), el reto más grande es la frontera con México. Considera que será extremadamente difícil para Biden revertir la política de Trump y, al mismo tiempo, proteger las fronteras. Pero eso es algo necesario para que no dar alicientes que atraigan a los migrantes hacia EE. UU. Un aluvión repentino podría entorpecer los propósitos de reforma de Biden. Aunque, igualmente, este año podrían ponerse muchas más personas en camino hacia los Estados Unidos. 'La gran preocupación es que el enfoque humano que Biden quiere dar a la migración genere nuevos flujos humanos antes de que tenga tiempo de implementar buenas medidas políticas', dice Meissner. Todo parece indicar que Biden mantendrá en principio el régimen estricto en la frontera."

El legado tóxico de Trump: ¿logrará Biden el cambio?

Nuevo Gobierno, viejos problemas

También el rotativo Frankfurter Allgemeine Zeitung analizó las perspectivas de la política migratoria de Biden y se centró en la futura relación de EE. UU. con México en este asunto. 

"Biden quiere atajar de raíz el problema (de la migración) junto a su colega López Obrador y combatir las razones de la migración en Centroamérica. Entre otras cosas, Biden quiere invertir cuatro mil millones de dólares para luchar contra la pobreza y la criminalidad en Centroamérica, pero los efectos de este programa se verían dentro de unos años, si es que logran verse. En principio, Biden dependerá de la muy criticada "ayuda" de México si quiere evitar un colapso en la frontera. Al contrario que Trump, no será agresivo ni amenazará con sanciones económicas al país vecino, sino que la actitud hacia México y Centroamérica será de cooperación. Pero cuando Washington habla de cooperación, se refiere a participación en la toma de decisiones o 'intromisión', dependiendo de la perspectiva. López Obrador ya dio a entender dónde residen para él los límites de la cooperación. En temas como la lucha contra el crimen organizado y la corrupción, pero también en derechos laborales y medioambiente, no quiere consultar a Washington. La relación entre EE. UU. y México podría complicarse más que en los años de Trump.

(ers)