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Phelps, de otra galaxia

1 de agosto de 2012

En una noche de emociones en la que se lo vio humanizado y aliviado, el estadounidense Michael Phelps saltó a una dimensión nunca antes alcanzada en el deporte: 19 medallas olímpicas.

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Michael Phelps, medallista de oro con el 4 x 200 metros libre, masculino.
Michael Phelps, medallista de oro con el relevo 4 x 200 metros libre, masculino.Imagen: AP

"Esta noche intentaré dormir, pero no sé si lo lograré", dijo Phelps tras conquistar el oro en el relevo 4x200 libre en Londres y sumar así su presea número 19, tras haber logrado una hora antes la décimo octava con una plata en los 200 mariposa.

Phelps suma así 15 oros, dos platas y dos bronces desde que comenzó a coleccionar medallas olímpicas en Atenas 2004. La gimnasta soviética Larisa Latynina ganó 18: nueve oros, cinco platas y cuatro bronces entre los Juegos de Melbourne 1956 y Tokio 1964.

"Hay muchas emociones en mi cabeza ahora mismo. Pero estoy pensando en las carreras que tengo aún por nadar", aseguró Phelps, de 27 años. "Siempre digo que todo es posible. Puse mi mente en hacer algo que nadie hubiera hecho antes y ha sido un viaje asombroso", añadió. "A veces hicimos el trabajo y a veces no, pero logramos completar algo único".

El presidente del COI, Jacques Rogge, elogió el logro de Phelps: "Quebró el récord de la gimnasta rusa Larisa Latynina, y al hacerlo se incorpora a un grupo de atletas que siguen persiguiendo la excelencia en el deporte".

Y la reacción de Rogge a un momento clave en 116 años de historia olímpica moderna no fue la única. "Pekín 2008 era para que Phelps buscara la perfección; Londres 2012 era para que buscara la historia", escribió de inmediato el periódico USA Today en su versión online. El brasileño Pelé, astro histórico del fútbol mundial, apeló a Twitter: "Felicitaciones a Michael Phelps por su récord de 19 medallas olímpicas. Un verdadero campeón". The Daily Telegraph fue contundente: "Michael Phelps ya no es un olímpico. Es EL olímpico".

Michael Phelps, en la final de los 200 metros mariposa.
Michael Phelps, en la final de los 200 metros mariposa.Imagen: Reuters

La historia se escribe a veces en pequeños detalles: un mal cálculo de Phelps en el instante final de los 200 mariposa y un brazo estirado en el momento justo por parte de Le Clos para tocar la pared en 1:52,96 minutos, cinco centésimas antes que el norteamericano, rey de la especialidad. El bronce quedó en manos del japonés Takeshi Matsuda con 1:53,21.

También se escribe con gestos: un enorme bostezo de Phelps en el podio mientras sonaba el himno sudafricano, unas cuantas sonrisas luego y muchas más lágrimas de Le Clos y su familia a las 19:55, hora de la plata amarga para Phelps. Diferente fue a las 20:02, momento del oro de la gloria.

"Ahora me siento un poco mejor que tras los 200 mariposa. Sin los chicos no podría haber logrado esto, así que pensé: 'Les voy a dar una buena última posta", aseguró el nadador de 27 años tras derrotar en 6:59,70 minutos a Francia y a China en unos relevos que compartió con su amigo Ryan Lochte, rival mañana en los muy esperados 200 metros estilos.

Phelps aspiraba a ganar el oro por terceros Juegos consecutivos en los 200 mariposa, pero el fracaso en el intento se sumó al que ya sufrió en los 400 estilos, en los que fue cuarto. Ningún nadador masculino en la historia olímpica ganó una misma especialidad en tres Juegos consecutivos. Pese al tropiezo, Phelps fue generoso con su rival, al que felicitó con repetidas sonrisas y palmadas en la espalda en el recorrido en torno a la piscina para ser inmortalizados por los fotógrafos. "Disfruta del momento", le dijo.

Era casi como si se hubiera quitado un peso de encima. Tras los ocho oros en ocho finales de Pekín 2008, Phelps lleva ahora dos platas y un oro. No es el de hace cuatro años, pero eso es quizás lo que esperaba el prodigio del agua, que ya avisó que no estará en Río 2016. "Fue muy bueno lo que hiciste. Felicitaciones, fue excelente", le dijo Phelps a Le Clos en el recorrido.

Unos metros más arriba en las semiverticales gradas del Centro Acuático, la madre de Le Clos lloraba en las gradas y gritaba "¡te amo!" en dirección a su hijo. Luego, a las 21:02, había sido la madre de Phelps la emocionada, consciente de que trajo al mundo al deportista más exitoso de toda la historia de los Juegos.

Fuente: dpa

Editora: Rosa Muñoz Lima