Persiste el mal tiempo
6 de mayo de 2003El objetivo del gobierno alemán es claro: normalizar lo antes posible las relaciones entre Estados Unidos y Alemania, de ser posible aún durante el periodo del presidente George W. Bush. La época glacial entre ambos países, que dura ya unos diez meses, no beneficia ni a alemanes ni a estadounidenses. Ambas naciones cuentan con relaciones estrechas en el ámbito político, económica y militar, y Berlín se esfuerza por que esto no cambie.
Hay mucho por hacer. Ni Alemania, ni Francia, ni Rusia parecen contar con papeles predominantes en la época de posguerra en Irak, como Gran Bretaña y Polonia. La ONU, por su parte, ha sido reducida a ocuparse de tareas humanitarias. Las intenciones de reforzar la capacidad de defensa de la Unión Europea han vuelto a despertar irritaciones en Washington. Mientras tanto, entre el presidente George W. Bush y el canciller alemán Gerhard Schröder sigue imperando el silencio total desde noviembre del 2002.
Amistad pero no obediencia
Las relaciones germano-estadounidenses se encuentran aún muy alejadas de la normalidad y la rutina profesional. Visitas de trabajo como la realizada por el Ministro de Defensa alemán, Peter Struck, o la que hará en breve a Berlín el Secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, son importantes para lograr la distensión de las relaciones. No se trata sin embargo de imponer una relación de obediencia de Alemania a la superpotencia estadounidense, lo que no respondería a la realidad de nuestra época. Las relaciones entre ambas naciones deberían estar caracterizadas por el respeto mutuo, confianza y una división equilibrada de tareas, como sucedió en el caso de Afganistán y también en la operación contra el terrorismo "Enduring Freedom".
Relaciones tensas
Sin embargo, mientas que siga imperando la desinformación y el ministro Struck tenga que explicar al socio de la OTAN lo que se discutió en la última cumbre de la Unión Europea; mientras que el ministro de Defensa se entere del cierre de bases estadounidenses en suelo alemán por medio de la prensa; o mientras que en Alemania se siga preguntando cínicamente sobre la existencia de las armas de extermino masivo iraquí en vez de ofrecer ayuda activa a los estadounidenses en su búsqueda, no se llegará a un arreglo.
Mientras que persista esta atmósfera destructiva, las relaciones germano estadounidenses seguirán siendo tensas. Berlín puede jactarse en este momento de sus excelentes relaciones con París y Moscú, pero mientras que las relaciones con Estados Unidos sigan siendo malas, seguirá cayendo una gran sombra sobre el gobierno del canciller Schröder.