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Pascua antinuclear

25 de abril de 2011

Decenas de miles de personas participaron este lunes en marchas pacifistas y concentraciones en diversas localidades de Alemania, demandando el fin de intervenciones militares y el abandono de la energía nuclear.

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Manifestantes desfilan por Hamburgo.Imagen: DW

“Somos muchos, somos cada vez más y no daremos tregua hasta que la última central nuclear sea desconectada”. Así lo decía un activista de la agrupación “La advertencia de Chernóbil”, en una de las múltiples concentraciones y marchas que tuvieron lugar este lunes, que en Alemania es feriado y pone fin a las festividades de Semana Santa.

Flash-Galerie Ostermärsche 2011
Banderines contra la energía nuclear ante la Puerta de Brandeburgo.Imagen: picture alliance/dpa

Libia, Afganistán y Fukushima

A punto de conmemorarse los 25 años de la tragedia de Chernóbil y con el reciente desastre de Fukushima todavía en primera plana, el clamor contra la energía atómica resonó con fuerza este año en las “marchas pascuales”, junto a las protestas contra las operaciones de la OTAN militares en Libia y Afganistán o la venta de armamentos.

Los emplazamientos de diversas plantas atómicas alemanas fueron en consecuencia epicentro de varias de las cerca de 80 marchas que tuvieron lugar durante este prolongado fin de semana y que atravesaron en total un centenar de ciudades alemanas. Decenas de miles de personas tomaron parte en ellas y los organizadores aseguraron que la convocatoria tuvo mayor resonancia que en años anteriores.

Flash-Galerie Ostermärsche 2011
Consignas pacifistas y antiatómicas en Múnich.Imagen: picture alliance/dpa

Tradición pacifista

Las marchas pascuales tienen una larga tradición. La idea original proviene de Gran Bretaña, donde ya a fines de la década del 50 hubo desfiles pacifistas. Fue retomada luego por el movimiento pacifista alemán, que comenzó a salir a las calles, primero tímidamente, en los años 60. La corriente fue creciendo y tuvo su apogeo en los años 80, cuando se debatía la instalación de nuevos misiles atómicos de mediano alcance estadounidenses en suelo germano occidental. Hasta un millón de personas se sumaron por ese entonces a las protestas, que sin embargo declinaron tras la reunificación de Alemania y el término de la Guerra Fría.

Con menor grado de movilización, las marchas pascuales sin embargo se mantuvieron año tras año. Y lo que comenzó hace décadas básicamente como una válvula de protesta cívica contra las armas atómicas, se vuelve ahora también contra el uso civil de la energía nuclear, considerada por los manifestantes como una amenaza a la vida.

Más allá de las manifestaciones callejeras, este año hasta desde los púlpitos de las iglesias se escucharon algunas palabras de advertencia. Por ejemplo, el obispo de Essen, Franz Joseph Overbeck, señaló que “la energía atómica no se puede defender a largo plazo”, por su peligrosidad y sus lastres para las próximas generaciones.

Autora: Emilia Rojas/WD/dpa/epd

Editora: Claudia Herrera Pahl