Paralimpiada: ¿integración o exclusión?
8 de marzo de 2014“En nuestro país no hay discapacitados”, habría dicho Leonid Breschnew. En 1980, los Juegos Olímpicos de verano tuvieron lugar en Moscú. Pero la Unión Soviética se negó a realizar los Juegos Paralímpicos. Por ello los organizó la ciudad Arnheim, en los Países Bajos. Ahora, en 2014, los rusos tienen otros argumentos. En Sochi, Rusia quiere llevar a cabo un festival deportivo abierto de diez días y con la participación de 600 atletas de 45 países. ¿Podrán los Juegos Paralímpicos centrar el interés en los grupos marginados?
Según el Ministerio de Sanidad, actualmente hay trece millones de rusos con una discapacidad, el 9% de la población. En 2011, el gobierno creó un programa para el fomento y la previsión de la salud. El plan es fundar 26 centros de información en todo el país. Algunos alcaldes han adherido al proyecto.
Sentirse superior es un resultado de la historia
Según el reporte de Human Rights Watch “Barreras hay en todas partes”, en Rusia todavía se excluye a la mayoría de los discapacitados. “No hay suficientes rampas, ascensores y guías de referencia. Además, hay un sentimiento de la superioridad, lo que es un resultado de muchas décadas”, diagnostica la ONG.
“Muchos consideran una discapacidad como enfermedad”, dice Hugh Williamson, director de Human Rights Watch, para Europa y Asia Central. “Especialmente para la gente que tiene una discapacidad cognitiva es muy difícil.”
Tres millones de inválidos regresaron a la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial. En la propaganda comunista para los héroes no había espacio para ellos. El partido comunista prefería en sus espectáculos de masa a los que tenían un cuerpo perfecto. No era permitido mostrar a discapacitados en la televisión hasta 1987 durante el gobierno de Mijaíl Gorbachov. Tradicionalmente, las autoridades alojan a los discapacitados – sean niños, adultos o jubilados – en hogares con poco equipamiento. Por falta de mantenimientos y normas de protección, unos hogares se incendiaron. Por ello, cien personas perdieron la vida.
Craven: “Los rusos necesitan buenas experiencias”
A la gente con discapacidad no se le permitía usar autobuses, aviones y restaurantes. Unos médicos empujaban a mujeres a abortar. Sólo el veinte por ciento de los que pueden trabajar han encontrado un empleo. Además, se paga menos a aquellos que sí tienen un puesto de trabajo que a sus colegas sin discapacidad. Hasta el momento, no hay una ley nacional contra la discriminación de discapacitados.
Philip Craven, Presidente del Comité Paralímpico Internacional (CPI), no cree que leyes estrictas puedan cambiar algo en la percepción: “Los rusos necesitan experiencias positivas. Cuando vean a sus atletas van a cambiar su opinión.
Más de 80.000 euros por ganar una medalla de oro
Según un reporte de Human Rights Watch presentado al CPI, “ ni en Sochi se pensó que los edificios debían tener accesos para discapacitados” ¿Es acaso Sochi un espectáculo propagandístico de Putin?