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Opinión: Victoria parcial para Julian Assange

4 de enero de 2021

La buena noticia para Julian Assange es una mala noticia para la libertad de prensa, pues la jueza ha ignorado las críticas a la persecución política del periodista, opina Matthias von Hein.

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UK Assange-Prozess | Skizze
Imagen: Elizabeth Cook/AP Photo/picture alliance

Es casi un milagro. Tras un proceso en muchos sentidos extremadamente injusto, la jueza de Londres Vanessa Baraitser ha rechazado la extradición del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a Estados Unidos. Luego de que la Justicia británica pusiese todo tipo de dificultades al australiano, celebrado como ícono del periodismo, en cada etapa de su juicio, la mayoría de observadores estaban seguros de que la Justicia británica sacrificaría no solo su independencia, sino también los derechos de Assange y la libertad de prensa en el altar de su "relación especial” con Washington. Es un motivo de alegría que no haya ocurrido así. Aunque no un motivo de alivio.

La libertad de prensa, bajo amenaza

En Londres no se rompió ninguna lanza a favor de la libertad de prensa. En su decisión, la jueza Baraitser solo se refirió a las condiciones inhumanas que Assange afrontaría en EE. UU. y al peligro de suicidio.

La magistrada se mostró en desacuerdo con el argumento de la defensa de que el australiano estaba siendo perseguido por sus actividades periodísticas, que sus revelaciones de presuntos crímenes de guerra y otros delitos cometidos por Estados Unidos lo habían convertido en objeto de persecución política, que de ninguna manera se trataba de un juicio normal y corriente. En todos estos puntos siguió la versión del Gobierno estadounidense. Es por eso que tanto Assange como la libertad de prensa sigue estando bajo amenaza.

¿Intervención del equipo de Joe Biden?

Sobre los pormenores de la decisión en Londres solo se puede especular. En diciembre, el presidente estadounidense, Donald Trump, indultó a cuatro criminales de guerra que mataron a 14 civiles en una masacre en Bagdad. Las llamadas a respetar los valores estadounidenses y perdonar a Assange, quien es visto como revelador de crímenes de guerra, no fueron respondidas. Es posible que el equipo del presidente electo, Joe Biden, llevase sus antenas hasta Londres y les hiciesen ver que no están interesados en un proceso contra el fundador de WikiLeaks que dañaría la reputación de Washington.

DW Kommentarbild Matthias von Hein
Matthias von Hein, periodista de DW

En noviembre quedó claro cómo ha dañado el juicio a Assange a la imagen de Occidente como guardián de los valores humanitarios. El corresponsal de la BBC entrevistó al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, sobre cuestiones críticas en torno a la libertad de prensa en el país. El mandatario respondió que, luego de ver cómo ha tratado a Assange, Reino Unido no es quien para recriminar a otros países en materia de derechos humanos y libertad de prensa.

Condiciones de arresto

¿Y ahora qué? El Gobierno estadounidense ya ha anunciado que apelará la decisión judicial. Hasta que el caso pase las numerosas instancias podrían pasar años. Assange no debería tener que pasar este tiempo en la prisión de alta seguridad de Belmarsh. Nils Melzer, el relator de Naciones Unidas para la Tortura, definió sus condiciones de arresto en el "Guantánamo británico” como tortura. Assange lleva ya año y medio en una celda de aislamiento sin haber sido legítimamente a ningún crimen.

En primer lugar, Assange debería ser enviado a arresto domiciliario, para esperar allí el desenlace del proceso. No se entiende que un periodista de revelaciones sea tratado peor que un asesino múltiple: el antiguo dictador chileno Augusto Pinochet pudo esperar al resultado de su juicio de extradición en arresto domiciliario en su villa de lujo a las afueras de Londres.

Y, finalmente: es importante que la opinión pública siga presionando a favor del australiano tras esta decisión judicial. Julian Assange y la libertad de prensa valen la pena.

(few/eal)