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Opinión: El coronavirus y la ley de la Bundesliga

Joscha Weber
7 de mayo de 2020

La Bundesliga obtiene un trato especial. Mientras otros sectores de la sociedad deben mantener la distancia social, unos cuantos millonarios que juegan al fútbol tienen permiso para luchar cuerpo a cuerpo por el balón.

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Rami Bensebaini y Erling-Braut Haaland discuten cara a cara durante un partido.
Contacto inevitable: la Bundesliga recibe trato especialImagen: picture-alliance/Norbert Schmidt

No hay que darle muchas vueltas: aquí se trata única y exclusivamente de dinero. No es la salud de los jugadores y entrenadores lo que inspira a la Liga Alemana de Fútbol (DFL), y tampoco lo son la conmiseración hacia una sociedad marcada por las posibles consecuencias de la pandemia del coronavirus, la propia función como ejemplo hacia el prójimo, y por supuesto, tampoco los intereses de los hinchas.

La planeación acerca de cómo reanudar la Bundesliga, llevada a cabo durante semanas merced a un gran esfuerzo de cabildeo, tuvo solo una meta central: los ingresos deben volver a correr, sin importar el coronavirus ni la responsabilidad social.

La Bundesliga consiguió al fin la autorización: los partidos pueden reanudarse sin público, en este mismo mes, según decidieron la canciller Angela Merkel y los gobernantes de los estados federados. La fecha de reanudación la puede elegir la propia liga. Una cuarentena obligatoria de dos semanas para los jugadores, que se pedía como condición, fue notablemente eliminada como requisito para reanudar el actual torneo. El "rey fútbol", como se llama en Alemania (y no sin razón) a este deporte, lo consiguió al final: una vez más, la Bundesliga adquiere un trato especial, mientras otros deportes permanecen sometidos a la prohibición de seguir sus competencias. ¿Justicia? No. Esto es clientelismo.

El "autogol" inocuo de Kalou

Ya la semana pasada, los clubes habían recibido un permiso especial para poder llevar a cabo entrenamientos en grupos pequeños. El ejemplo del Hertha BSC y los alegres saludos de mano de su delantero Salomon Kalou mostraron cuánta responsabilidad hay en algunos de los involucrados. El ministro presidente de Baviera, Markus Söder, calificó el video filmado en los vestidores del Hertha como "un grave autogol". Pero, aparte de la suspensión de Kalou, no hubo más consecuencias.

Los políticos se apoyan en el fútbol, y le obsequian privilegios. En una encuesta representativa llevada a cabo por encargo de DW, cerca de la mitad de los participantes se manifestaron en contra de la continuación de la temporada de la Bundesliga en estadios vacíos. Otro sondeo, más reciente, arrojó que dos de cada tres personas en Alemania se oponen a dicha reanudación.

Son cifras que deberían alarmar. Porque el pasatiempo favorito de los alemanes se transforma así en un motivo de discordia. ¿Debe permitirse al fútbol profesional, con su millonaria carga financiera, más que al resto de la sociedad? En Alemania, los contactos entre las personas se mantienen limitados, por lo menos hasta el 5 de junio.

Mientras tanto, sobre la cancha, los futbolistas tienen permiso para pelear de cerca por el balón, y así verse en peligro de resultar contagiados. No puede descartarse que se produzcan tumultos amigables para los virus. Excluidos quedan los hinchas, que no pueden ingresar a los estadios. En los primeros partidos antes del confinamiento, las barras se juntaron a cantar desde afuera de los estadios.

Otra regla excepcional: si se produce un caso positivo de COVID-19, no se pondrá en cuarentena a todo el equipo, sino solo a la persona afectada. La Bundesliga corre así varios riesgos, con tal de mantener su modelo de negocio. En esto no hay ni un dejo de responsabilidad.

Joscha Weber, periodista deportivo de DW
Joscha Weber, periodista deportivo de DW

La próxima prueba

Para poder cumplir los contratos adquiridos con emisoras de TV y patrocinadores, el balón debe rodar. Los riesgos de este negocio serán, literalmente, repartidos en la sociedad, una posición inmoral pero común en el mercantilismo que también ha sentado sus reales en el mundo del fútbol.

"Las ponen a prueba el carácter", dijo alguna vez el excanciller Helmut Schmidt. Si ha de atenderse a esta máxima, el fútbol profesional de Alemania muestra actualmente su verdadero y feo rostro. La DFL incluso trató de poner un bozal a los clubes en su manejo de la crisis por el coronavirus, como lo demostraron documentos filtrados al medio especializado Kicker. Nada de transparencia.

Ahora sigue la próxima prueba de carácter: cómo reaccionará la liga, en caso de que se presenten nuevos casos de coronavirus entre los jugadores. ¿Se suspenderá de inmediato el torneo, cono se ha anunciado, o se continuará jugando, pese a todo y contra todos? Si sucediera lo último, la presidenta de la Conferencia de Ministros del Deporte en Alemania, Anja Stahmann, tendría toda la razón. La política de Los Verdes dijo lo que muchos piensan: en tiempos de la pandemia, simple y sencillamente, "la Bundesliga ha perdido el piso."

(el/jov)

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