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Nochevieja en Colonia: ¿cuentan los hechos o las palabras?

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Kersten Knipp
6 de enero de 2017

El debate sobre la operación policial en Nochevieja en Colonia ha tomado un giro extraordinario. Se está debatiendo más acerca de una palabra que de lo que en realidad sucedió, opina Kersten Knipp.

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Deutschland Köln Silvesternacht - Personenkontrollen am HBF
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Kaiser

Apenas se habían apagado los fuegos artificiales de Nochevieja cuando ya se estaba estableciendo un candidato para la palabra del año: "nafri". El término puede traducirse como "masa de agresores del Norte de África" o, más simple y más neutral, solo como "norafricanos". Sin importar lo que la Policía de Colonia piense cuando usa el término "nafri", sin duda hace plantearnos la pregunta sobre qué es más inquietante: la palabra o la realidad, y la experiencia que ésta describe.

Este debate filosófico del discurso lo inició Simone Peter, presidenta de Los Verdes. El término es "completamente inaceptable", es una "denominación denigrante para nombrar a un grupo", declaró, mientras los policías apenas regresaban a casa después de una larga noche de vigilancia. Con su comentario, Peter consiguió volver a darle peso a la discusión sobre Nochevieja en Colonia, que había estado hirviendo durante semanas. Ahora, el foco principal no estaba en los hechos, sino en el lenguaje utilizado.

Preguntas abiertas...

Mirando desde el debate público al semipúblico, tal y como se ve en la página de Facebook de Peter, la gran mayoría de los participantes considera que el nuevo giro es bastante inapropiado. Y el mensaje es claro: la discusión de los acontecimientos tiene prioridad sobre las decoraciones estilísticas.

Más que el término "nafri", desaprueban el comportamiento de los así llamados. Por ejemplo, el hecho de que tranquilamente se juntaran en masa precisamente en el lugar donde sucedieron los acontecimientos del año anterior.

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Kersten Knipp

Lo que le gustaría saber a los visitantes de la página de Peter es: ¿qué instó a los supuestos norafricanos a reunirse en tan grandes cantidades en la estación principal? ¿Acaso no sabían que se enfrentarían a un concentrado número de policías? ¿O lo habrán hecho como una demostración de poder, o quizás, incluso, como una prueba de poder?

... y respuestas perturbadoras

Ambas posibilidades sugieren conclusiones que son preocupantes: o bien los jóvenes están tan alejados intelectual, cultural y psicológicamente de Alemania que ni siquiera han escuchado el debate central, un debate en el que ellos mismos tienen el papel principal. O, ¿querían conscientemente, como en el año anterior, hacer disturbios? Eso significaría que hay huéspedes en el país que no tienen buenas intenciones con sus anfitriones.

Racismo en dirección opuesta

Pero en caso de que sí tuviesen una buena intención, surge entonces la pregunta: ¿por qué no fueron capaces, ni siquiera, de hacer las consideraciones más simples? Como, por ejemplo: ¿podrían irritarse nuestros anfitriones, los alemanes, si nosotros, los invitados, salimos en masa precisamente donde se transgredió el año anterior?

Quien crea que los invitados no son capaces de reflexionar, está actuando de manera racista. Por no confiar en que el joven foráneo tenga la capacidad de llevar a cabo un raciocinio tan simple.

También sería posible que todo fuera muy diferente, mucho más inofensivo de lo esperado. Tal vez los norafricanos solo querían celebrar, al igual que todos los demás. Puede ser. Sin embargo, puede que no lo sea. Una respuesta clara a esta pregunta habría significado solo el arriesgado experimento de un laissez fair de la policía provisional. Y después de la experiencia del año pasado, ¿permitirían esto los ciudadanos? Muchos usuarios de Facebook expresan tal idea, pero con reservas.

El precio de los derechos humanos

Alemania está poniendo a prueba sus normas lingüísticas, de seguridad y también las que están relacionadas con una especie de ética global. Esto incluye, por ejemplo, la pregunta del precio que alemanes están dispuestos a pagar por la plena salvaguardia de los derechos humanos en el Magreb. Después de "Colonia" y, en una dimensión completamente diferente, "Berlín", muchos ciudadanos, de acuerdo con sus contribuciones en Facebook y demás, consideran que el precio es alto. No creen demasiado pedir que los representantes electos por el pueblo se preocupen por la seguridad de su propia población.