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Museo de Oslo: un escándalo

23 de agosto de 2004

El espectacular robo a mano armada de dos cuadros del pintor noruego Edvard Munch en Oslo ha despertado duras críticas en la prensa europea, sobre todo con respecto a las medidas de seguridad.

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Visitantes frente al Museo Munch de Oslo: ¿excesiva impasibilidad de los noruegos?Imagen: AP


El FRANKFURTER ALLGEMEINE ZEITUNG, de Alemania, escribe: "El cuadro y la impasibilidad noruega han llevado a que hasta ahora los museos del país estén poco custodiados, a pesar de que sus directores han llamado la atención sobre los peligros. El robo a mano armada fue facilitado por el hecho de que "El grito" y muchos otros de los más conocidos cuadros de Munch se hallan colgados uno junto a otro en la primera sala a la derecha de la entrada: esa sala, con sus anchas puertas de vidrio, prácticamente no se puede asegurar y el museo no quiere armar a los guardianes".

El AFTENPOSTEN, de Oslo, dice: "Munch es el único pintor noruego que tiene realmente fama mundial y cuyos cuadros atraen a un gran público internacional. Sobre todo el cuadro "El grito" es un símbolo de nuestra concepción de la vida. Casi ningún otro cuadro ha sido reproducido tantas veces como "El grito". ¿Cómo pudo ser robado? No es la primera vez que roban un cuadro de Munch... Los museos de arte contienen tesoros por valor de miles de millones y tienen que estar preparados para lo peor, también para defenderse de un asalto a mano armada. Aparentemente el Museo Munch contaba con esa posibilidad. No obstante, el municipio de Oslo no cuidó bien de la herencia de Munch que le fue confiada. La Mona Lisa cuelga en medio de París, mientras que las obras de Munch se hallan en las afueras de Oslo, en Tøyen. Ésa no es con seguridad la mejor solución, tampoco en lo que se refiere a la seguridad".

El diario DIE PRESSE, de Viena, anota: "La receta de los ladrones fue: entrar y salir rápidamente. No de noche, sino el domingo al mediodía fueron sacados los cuadros a punta de pistola. Una especie de "secuestro de arte", un "negocio" que florece en los últimos tiempos". Quienes encargan este tipo robo no son coleccionistas dementes, sino extorsionistas, que se aprovechan de las monstruosas sumas que se pagan en los mercados de arte. No es cierto que los museos no se puedan defender de ataques armados. Cuadros mal custodiados hacen que este tipo de asalto sea posible. Si se los exhibe detrás de vidrio de seguridad, un robo de este tipo es menos probable. A nadie se le ocurriría tampoco exhibir un tesoro antiguo de oro asegurado sólo con un hilo de seda... Claro que ello disminuye el gozo del arte. Pero a eso hay que, lamentablemente, acostumbrarse."