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Murió Juan Pablo II

Gerhard Appeltauer3 de abril de 2005

El papa Juan Pablo II murió esta noche, a las 21:37 Hrs. en el Vaticano, luego de una dramática agonía como consecuencia de insuficiencia orgánica múltiple.

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Juan Pablo II.Imagen: AP


El Papa murió en sus aposentos privados. Por decisión propia, Juan Pablo II no fue trasladado a una clínica. El Papa se entregó a la voluntad de Dios. Mil millones de católicos en todo el mundo lloran la muerte de uno de los Papas que durante más tiempo dirigió los destinos de la Iglesia.

Durante más de un cuarto de siglo, Juan Pablo II imprimió su sello también a la política internacional, convirtiéndose en una de las figuras más destacadas de fines del siglo XX.

La llegada de Karol Jozef Wojtyla al trono de Pedro, el 16 de octubre de 1978, marcó una revolución en el Vaticano. Nacido el 18 de mayo de 1920 en la localidad polaca de Wadowice, Juan Pablo II rompió con una larga tradición, en virtud de la cual desde hacía más de cuatro siglos y medio el cetro papal estaba en manos de italianos. Su dinamismo y carácter extrovertido marcaron los primeros años de un pontificado que terminó físicamente acabado, pero sin haber perdido su vigor espiritual.

Papst Johannes Paul II:
Juan Pablo II, se mantuvo activo hasta el final, pese a largos años de enfermedad.Imagen: dpa

El Papa viajero

Papst Johannes Paul II gestorben - Archivbild von 1978
Juan Pablo II en sus primeros tiempos de pontificado.Imagen: AP

Lleno de contrastes, Juan Pablo II rigió la Iglesia con un severo conservadurismo en lo interno, a la vez que impulsaba hacia el exterior una enseñanza libertaria y progresista en lo social. No sólo para los trabajadores e intelectuales polacos se convirtió en un símbolo de la resistencia contra la opresión y el desprecio del ser humano. Bajo su mandato, el Vaticano se convirtió en un baluarte contra el régimen de opresión imperante por esos años en Varsovia. Al mismo tiempo, tendió puentes al líder soviético, Mijail Gorbachov, en un gesto de gran trascendencia.

Karol Wojtyla manejó a la perfección, desde un comienzo, las claves de la diplomacia al servicio de la paz. Su expresión más notable fueron los más de cien viajes que realizó durante su pontificado. Disfrutaba de sus apariciones en televisión y, sobre todo, del contacto con la gente, que lo aclamaba con fervor principalmente en el Tercer Mundo.

Conservador y conciliador

En Europa Occidental, en cambio, el entusiasmo fue decayendo con el correr del tiempo. Su actitud intransigente ante las voces críticas dentro del catolicismo le valió perder algunas simpatías en esta parte del mundo. Lo mismo ocurrió con sus rígidas ideas acerca de la moral sexual, que provocaron desencanto y decepción en parte de la comunidad católica. Especialmente controvertido fue su categórico rechazo a los métodos anticonceptivos, que mantuvo hasta el final.

Sus múltiples facetas nunca terminaron de sorprender. Fue un pontífice aferrado a una especie de fundamentalismo religioso que, sin embargo, buscó como ningún predecesor el acercamiento al protestantismo. Juan Pablo II se convirtió en el primer Papa en visitar una sinagoga y una mezquita, iniciando en 1986 los encuentros ecuménicos de oración por la paz, en Asís. Y fue también quien puso fin a los siglos de oposición entre el catolicismo y el judaísmo con un gesto político: a fines de 1993, el Vaticano reconoció diplomáticamente el estado de Israel.

En su ambivalencia radica la grandeza y la polémica que rodeó a su pontificado. Su muerte marca una cesura en la Iglesia y así lo perciben incluso muchos de sus detractores.