A principios de marzo, el presidente Lula da Silva de Brasil instó a la comunidad internacional a esperar "hasta que se celebren las elecciones en Venezuela para que podamos juzgar si fue democrática, si fue decente". Lula argumentaba que la comunidad internacional debía tener paciencia y no podía "empezar a jugar ahora con dudas antes de que se celebren las elecciones".
Para el momento de la declaración de Lula, el Tribunal Supremo de Justicia, controlado por el oficialismo, ya había ratificado la arbitraria inhabilitación política por 15 años de la candidata María Corina Machado, quien había sido electa en unas primarias con el 93% de los votos de casi tres millones de venezolanos. Así mismo, el régimen había apresado a varios miembros de su equipo. De manera muy frecuente, además, grupos afectos al régimen atacaban de forma violenta las actividades que Machado realizaba en todo el país. Todo ello en abierta violación a la Constitución Nacional y a los acuerdos de Barbados suscritos entre la oposición democrática y el régimen de Nicolás Maduro.
Condiciones y garantías electorales empeoran día a día en Venezuela
Apenas tres semanas después de que el presidente brasileño pidiera a la comunidad internacional un voto de confianza para Nicolás Maduro, las condiciones electorales en Venezuela experimentaron un deterioro considerable.
El 20 de marzo, dos coordinadores nacionales del partido de María Corina Machado fueron arrestados por fuerzas de seguridad del Estado. La Fiscalía, además, emitió órdenes de arresto contra otros cinco miembros de su comando nacional. Tres días antes, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ya había inhabilitado a otros líderes de la oposición y vetó a 16 partidos políticos, excluyéndolos del tarjetón electoral. En este momento, la oposición democrática venezolana solo cuenta con dos posibles opciones para postular un candidato, uno de los cuales está bajo la sombra de una denuncia por parte de un supuesto opositor afín al régimen.
Adicionalmente, el CNE ha incumplido y modificado de forma arbitraria su propio calendario electoral en varias ocasiones. Actividades cruciales, como la postulación de candidatos, deliberadamente se han diseñado de manera oscura y confusa, generando así una gran confusión e incertidumbre dentro del sector opositor, dando también un gran margen de maniobra al régimen para actuar de forma arbitraria. Por otra parte, el Registro Electoral (RE) para nuevos votantes en el país avanza con extrema lentitud, y en el exterior aún no se ha abierto el RE en los consulados venezolanos. Se estima que existen alrededor de cuatro millones de venezolanos migrantes con derecho a voto, muchos de ellos nuevos votantes o que necesitan cambiar su residencia.
Marta Valiñas, presidenta de la Misión Internacional independiente para Venezuela, denunció ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU graves dificultades para garantizar elecciones libres y justas en el país. Valiñas advirtió que en los meses previos a la elección presidencial se ha reactivado la modalidad más violenta de represión por parte de las autoridades venezolanas. Esta represión busca "silenciar las voces de la oposición a cualquier precio, incluso mediante la comisión de delitos".
Urge mayor respaldo de comunidad internacional a los venezolanos
Dentro de este contexto represivo, el dirigente opositor Julio Borges, ex presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, subraya que en estos momentos es más necesario que nunca que la comunidad internacional, especialmente los países del hemisferio y de la Unión Europea, respalden de forma activa, con acciones concretas, al pueblo venezolano en su lucha por hacer valer su voluntad de cambio en las próximas elecciones.
Borges, fundador del partido opositor Primero Justicia, y actualmente vicepresidente de estrategia, comunicación y relaciones internacionales de ese partido, considera que el incremento de la violencia por parte del régimen de Maduro en contra de la oposición democrática, junto con la manipulación y transgresión permanente de las garantías electorales, hacen indispensable, entre otras acciones, que la comunidad internacional promueva y facilite la presencia en el país de la Observación Electoral Internacional imparcial e independiente durante el venidero proceso electoral.
Nicolás Maduro simula estar abierto a la observación electoral
Según Borges, aunque Nicolás Maduro pretende mostrar al mundo que está abierto a cualquier tipo de observación, la realidad es completamente distinta.
El dirigente opositor señala que Maduro está desesperado por obtener legitimidad y reconocimiento internacional que le faciliten el manejo económico del petróleo, el gas y el oro venezolanos en los mercados internacionales. Sin embargo, al mismo tiempo, no está dispuesto a arriesgar su permanencia en el poder, por lo que, de forma velada, está haciendo y hará todo lo posible para evitar la presencia en el país de observadores internacionales independientes e imparciales que puedan dejar constancia ante el mundo de las precarias condiciones en las que se desarrollan estas elecciones.
Por ejemplo, explica Borges, en el apretado calendario electoral establecido por el régimen no aparece ninguna actividad relacionada con la observación electoral internacional. Por otra parte, a menos de cuatro meses de la fecha para la realización de las elecciones presidenciales, aún no se han cursado las invitaciones a las misiones técnicas de observación electoral acordadas en Barbados, que incluyen a la Unión Europea, el Panel de Expertos Electorales de la ONU, la Unión Africana, la Unión Interamericana de Organismos Electorales y el Centro Carter.
Misión de observación de UE puede ser el marcador occidental de elecciones venezolanas
Borges destaca la enorme importancia que reviste para los venezolanos la presencia de la Unión Europea en las venideras elecciones: "Las misiones de observación electoral de la UE tienen un elevado prestigio en el mundo en el cumplimiento de estas tareas tan complejas. Además, ya cuentan con una importante experiencia de observación electoral en Venezuela. En 2021, la Misión de Observación Electoral de la UE levantó un informe muy serio y detallado sobre las elecciones regionales. Ese informe ha sido un insumo muy importante para la oposición democrática a la hora de exigir cambios profundos en el sistema electoral, los cuales lamentablemente no se han producido”.
En estos momentos tan difíciles y complejos que enfrenta la oposición democrática venezolana, Julio Borges considera que "la Misión de la Unión Europea puede ser el referente occidental sobre las elecciones presidenciales venezolanas. La misión realizaría una evaluación exhaustiva del proceso electoral venezolano, siguiendo los estándares internacionales. Podrían constatar in situ el deterioro de las garantías y derechos electorales de los venezolanos y evaluar de forma imparcial y autónoma la legitimidad democrática de los resultados”.
Borges concluye advirtiendo que la mera invitación del régimen a los observadores internacionales no es suficiente. Las misiones de observación necesitan condiciones mínimas para llevar a cabo su labor de manera eficaz y creíble. Maduro debe comprometerse a garantizar estas condiciones mínimas a los observadores electorales internacionales, permitiéndoles trabajar con autonomía e independencia.
(jov)