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¿Mercenarios al servicio del terrorismo?

Steffen Leidel25 de abril de 2004

El Relator Especial de la ONU, Enrique Bernales Ballesteros, advierte en entrevista con DW-WORLD, sobre la proliferación de ejércitos privados en regiones en conflicto y sobre un posible nexo terrorista.

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Mercenarios sudafricanos en Simbabwe.Imagen: AP

Abundan los reportes sobre la contratación de mercenarios a sueldo vinculados con abusos de derechos humanos en países como Sudáfrica, Chile e Irlanda del Norte y que son ahora utilizados por el gobierno estadounidense en Irak, como parte de las fuerzas de estabilización. Se dice incluso que el segundo mayor contingente en ése país después del estadounidense, lo constituye ese ejército bajo mandos militares privados que equivale a uno de cada diez soldados en territorio iraquí. El relator Especial de la ONU sobre actividades mercenarias, Enrique Bernales Ballesteros, afirma que es un fenómeno de nuevo cuño y sumamente peligroso.

Enrique Martín Bernales Ballesteros
Enrique Bernales BallesterosImagen: cverdad

DW-WORLD: Se estima que existen unos 15.000 empleados de empresas de seguridad en Irak que ejercen tareas que antes solo hacían militares. ¿Se trata de una nueva forma de mercenarios?

Enrique Bernales Ballesteros: Mire usted, a los 15.000 soldados que se dice que existen en Irak hay que sumarles los que estuvieron o están todavía en Kosovo, en distintos países africanos, en países latinoamericanos como Colombia. La cifra puede fácilmente cuadruplicarse. Este es un tema sobre el que me he ocupado desde 1996 señalando que se trata de una modalidad y una permisividad sumamente peligrosa aprovechando vacíos en la ley internacional, porque en realidad, las empresas privadas que ofertan seguridad internacional, pueden hacerlo en muchos rubros pero no para formar ejércitos contratando personas y en nombre de la seguridad interviniendo en conflictos internos asumiendo responsabilidades que de acuerdo a las leyes nacionales de muchos países están reservadas a las obligaciones jurídicas a cargo de la propia autoridad estatal. De manera que este es un problema real y sumamente peligroso.

¿Peligroso en que sentido?

Porque se está privatizando la guerra. Porque en realidad en nombre de la eficiencia de la seguridad, cualquier persona con experiencia militar se ofrece y obtiene a cambio de un pago una capacidad ilimitada de intervención en asuntos de otro país.

Entonces sí estamos hablando de mercenarios aunque este tipo de empresas lo nieguen.

Le puedo decir que estos ejércitos que se organizan bajo la contratación privada realmente constituyen un tipo de mercenarios de nuevo cuño, no estamos hablando de los antiguos mercenarios tipo soldados de fortuna, individuos que aparecían como Rambos en África, como sucedió inmediatamente tras la independencia de muchos países en ese continente. No, estamos hablando de algo mucho más sofisticado y por consiguiente con mayor peligro para los estados porque estas empresas que venden seguridad no solamente cobran cantidades exorbitantes, sino también en algunos casos piden participación en las riquezas nacionales, como en el caso de Sierra Leone donde las empresas que se quedaron ahí cobraron en diamantes y gemas preciosas, estas empresas dañaron la economía de ése país y no sólo no ayudaron a reconstruirlo sino contribuyeron a prolongar el conflicto.

¿Existe algún tipo de legislación internacional bajo la cual pueda someterse a estas empresas?

Lo que hay es una ley muy buena en Sudáfrica que ha puesto coto a esta situación. Dicha ley impide el enrolamiento de sudafricanos cuando el objetivo manifiesto de ellas es conformar ejércitos privados. Existe un proyecto de ley en Inglaterra que está trabajado en la misma línea pero no existe una normativa internacional. En mis informes a Naciones Unidas yo he sostenido que en realidad no se trata de prohibir a estas empresas porque en realidad son eficientes en una serie de aspectos, como logística, para traslado de materiales y de bienes en situaciones de emergencia, llámesele salud, alimentos, etc. Eso no se debe prohibir, pero si se debe actuar contra la conformación de ejércitos privados y sobre todo debe prohibirse rigurosamente que estos ejércitos obtengan contratos que les permitan sustituir a las fuerzas armadas y policiales de un Estado.

¿Y no es eso precisamente eso lo que sucede en Irak actualmente?

La situación es sumamente complicada en Irak porque es un país ocupado y dicha ocupación contraviene las leyes internacionales, por eso en ése país suceden cosas muy extrañas. Bajo esta situación se violan los derechos humanos no solamente del pueblo iraquí ocupado sino también de los cientos de soldados que han sido llevados ahí bajo el pretexto de que están contribuyendo a la seguridad y a la pacificación cuando en realidad están siendo utilizados para la prolongación de un conflicto armado. Están trabajando en un escenario de guerra y ahí hay empresas que están operando como ofertantes de seguridad en los campos petroleros y para las tareas de reconstrucción, etc. Sin embargo falta información, yo no le podría asegurar que tal o cual empresa que está ahí tiene mercenarios, se juega mucho con las cifras. Esta situación es un argumento a favor para que Naciones Unidas tenga una intervención orgánica en ese país de tal manera que efectivamente se pueda entrar en una senda de pacificación y de orden que también incluya lo relativo a estas empresas de seguridad.

En su último informe habla usted sobre una conexión entre mercenarios y terrorismo.

Muchos estudios sobre terrorismo le atribuye una ideología política que incorpora el terror como método, se habla de un fanatismo de carácter religioso y se asume que el acto terrorista es llevado a cabo por militantes fanatizados que previamente han sido inducidos a perder la valoración de la vida ajena y de su propia vida. Eesto es ciertamente posible, pero también es posible que si el objetivo de un operativo terrorista es sembrar terror con el mayor nivel de eficiencia, ese operativo necesite un nivel de conocimiento militar que un fanático no tiene y dado que muchas veces el terrorismo está vinculado al narcotráfico y al dinero malhabido, esas organizaciones suelen tener recursos que les permiten contratar expertos que por una paga están dispuestos a realizar el acto previsto o a participar en los entrenamientos militares de quienes lo hagan.

¿Tiene algún ejemplo concreto?

Bastaría recordar el caso del camarada Carlos y de muchos individuos terroristas que aceptaron el encargo de hacer atentados contra personalidades políticas y defensores de derechos humanos. No tengo ninguna prueba, pero observando con detenimiento los atentados del 11 de septiembre, nos hace pensar que los ejecutantes fueron todos entrenados militarmente y no sólo dentro de la organización Al Qaeda sino por expertos en Estados Unidos. Sobre terrorismo es todavía muy poco lo que conocemos. El mundo democrático, el mundo que quiere la paz y la vida y los organismos internacionales tienen que entender que hay que trabajar más para infiltrar a las organizaciones terroristas, eso es más efectivo que hacer guerras.

Ha trabajado usted 17 años como relator sobre actividades de mercenarios, en que regiones juegan un papel importante?

Por supuesto que continúan en África pero cualquier escenario de guerra y de conflicto armado permite o tolera la presencia de mercenarios bajo distintas modalidades. Inclusive en un país vecino mío como Colombia, hay mercenarios. Los hay bajo las modalidades de contratación, es evidente que las FARC han contratado mercenarios para adquirir armamento. Los contratan como pilotos, y como tales se hacen cargo del transporte de armas y las dejan caer en los territorios que ellos controlan. Un caso famoso fue justamente la operación que se trianguló desde el Perú con mercenarios jordanos y rusos para dejar en territorio controlado por las FARC por lo menos 10.000 fusiles de última generación.

El peruano Enrique Bernales Ballesteros es Relator Especial de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas sobre la utilización de mercenarios desde 1987. Su mandato concluye oficialmente en Agosto del 2004.