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Matrimonio homosexual: la revolución tuvo lugar en otro lado

Felix Steiner
30 de junio de 2017

Hace una semana, nadie lo hubiera predicho: ahora, los homosexuales en Alemania se les permite casarse, lo mismo que a los heteros. Pero aún pueden venir sorpresas, cree Felix Steiner.

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Los Verdes celebran la equiparación del matrimonio homosexual
Los Verdes celebran la equiparación del matrimonio homosexualImagen: Getty Images/AFP/T. Schwarz

¿Se logró el matrimonio homosexual de manera similar a como cayó el Muro de Berlín, gracias a un lapsus? Eso se preguntan algunos  humoristas. Esta vez, la autora fue la misma canciller alemana, Angela Merkel, quien en una charla respondió la pregunta de un joven que le preguntó si iba a seguir impidiendo la equiparación de derechos, diciendo que lo dejaría "a conciencia” en una eventual votación, cuando fuera elegida de nuevo canciller.

Pero cuatro días más tarde, ese mismo Parlamento aprobó la ley del "matrimonio homosexual”, por gran mayoría. Si bien  algunos hablan de "revolución”, lo cierto es que el matrimonio heterosexual solo se diferencia de la "asociación” que podían firmar los homosexuales en que estos no podían adoptar. Ahora sí lo podrán hacer, además de llamarse matrimonio.

La verdadera revolución ya había tenido lugar mucho antes: no en la política sino en la sociedad. Lo que hace 40 años era impensable, hace mucho tiempo es lo común: que si un familiar homosexual tiene un novio o una novia, también lo/la puede llevar a las reuniones familiares. Hoy es eso lo más lógico. Así como que a una pareja gay o lesbiana se le alquile un apartamento o que los compañeros de trabajo sepan de su condición sexual.

Hasta la década de los 80, algunos creían poder extorsionar a una persona si sabían que era homosexual. Hoy, según encuestas, la mayoría de los alemanes aprueba la nueva ley.

Pero me permito hacer dos advertencias: ¿Qué viene ahora?

En primer lugar, el cambio social continúa. Al igual que mis abuelos nunca hubieran aprobado esta ley, no sabemos lo que la gente pensará en 50 años. A lo mejor será algo que consideremos hoy incompatible con nuestros valores.

Felix Steiner, de DW
Felix Steiner, de DW

En segundo lugar, un privilegio protegido por el Estado, como lo es el matrimonio heterosexual, solo es un privilegio si se le concede únicamente a los heterosexuales, y no a todo el mundo. En algunos crece la preocupación de que no se trata de reducir la discriminación, sino los privilegios. La razón: la familia le cuesta al fisco mucho dinero. Y, si se tiene en cuenta el desarrollo demográfico, tampoco trae muchos beneficios palpables.

Al final del día quedan dos preguntas:

Primera: ¿Qué piensa, realmente, Angela Merkel? Ella ocasionó este movimiento, sin avanzar ella misma. Algunos de sus colegas conservadores están desconcertados. Helmut Kohl es elogiado en todos los obituarios para sus ferreos principios. ¿Tiene algunos Angela Merkel?

¿Sobrevivirá la ley una demanda ante la Corte Constitucional?

Segunda: ahora solo hay una cosa garantizada: una demanda. Hace una década, la alta Corte definió el matrimonio como una relación entre hombre y mujer. De modo que la nueva ley iría en contra de la Ley Fundamental. Aunque también las sentencias de los jueces de Karlsruhe han cambiado con el tiempo. Pero, como reza un dicho alemán "Ante un juzgado y en la mar se está a la merced de Dios”.