Mónaco sin Rainiero

The Times, de Londres, opina: "Al igual que la mayoría de los mini-estados, Mónaco se hizo rico como paraíso tributario. Eso casi condujo a una invasión en 1962, cuando un enfurecido De Gaulle emplazó tropas en la frontera para forzar a los ciudadanos franceses a pagar impuestos en Francia. Hoy en día, la Unión Europea y algunas organizaciones internacionales también se muestran irritadas por el status de refugio impositivo de Mónaco y demandan mayor transparencia financiera. Esta situación y las acusaciones de lavado de dinero constituyen un desafío para el príncipe Alberto."

Relaciones con Francia

Le Figaro, de París, comenta sobre Rainiero: "Este hombre conoció a cinco Papas y siete presidentes franceses. Sin vacilar se enfrentó al general De Gaulle y tampoco ocultó sus opiniones ante Jacques Chirac. A menudo esto llevó a situaciones rayanas en un altercado diplomático. Si bien la relación entre Mónaco y Francia fue por momentos fría y por momentos cordial, el principado aprovechó las oportunidades para desembarazarse de la tutela francesa, mientras Francia se benefició de los atractivos turísticos monegascos. Fue algo provechoso para ambas partes. La pregunta es si Alberto II llegará a tener tanta autoridad como su padre, a quien llamaban 'el jefe'."

Atractivo anacronismo

El rotativo alemán Mannheimer Morgen señala: "Con mano de hierro, al estilo de un patriarca medieval, que no conoce de sindicatos, partidos ni elecciones, Rainiero transformó su empresa de 700 años de tradición en una mina de oro. El nuevo gobernante no modificará la receta del éxito de Mónaco, que además de cuentas y bóvedas bancarias ofrece un colorido espectáculo. Mónaco seguirá siendo un anacronismo, pero muy entretenido y en un hermoso emplazamiento natural."

Familia mediática

El ABC, de Madrid, apunta: "La muerte de Rainiero de Mónaco pone fin a una biografía singular. Su boda con la actriz norteamericana Grace Kelly y la azarosa vida de su familia hicieron de él una persona pública, conocida mundialmente. En este sentido, la noticia de su muerte ha logrado, incluso, obtener su propio espacio a pesar del protagonismo informativo suscitado por el fallecimiento de Su Santidad Juan Pablo II y la apertura del proceso de sucesión pontificia en el seno de la Iglesia Católica. (...) Es indudable el respeto que merecía éste en su lecho de muerte. Pero no es menos cierto que la familia Grimaldi ha dado a conocer los aspectos más íntimos de su vida privada, haciendo de su realidad doméstica una imagen de consumo comercial. Así las cosas, el adiós de Rainiero plantea un problema de fondo para el futuro del Principado: si será capaz de sobrevivirlo desaparecido quien lo gobernó carismáticamente durante más de cincuenta años y lo convirtió en portada de las revistas del corazón."