Chopin en el Ruhr
26 de mayo de 2011Rojo en su camioneta blanca: el piano de cola salta a la vista y allí donde va trae música para los oídos. Desde hace años ejerce el rojo piano de símbolo de un festival que recorre la Región del Ruhr, en el noroeste alemán. Entre las ciudades de Düsseldorf y Dortmund; en salas clásicas, castillos y los lugares industriales que históricamente han marcado esta zona, se celebran al amparo del evento más de 60 conciertos.
Fomentando nuevos talentos
Aunque algunas instalaciones se han ido cerrando con el paso del tiempo, el alma de la Región del Ruhr sigue siendo minera. Por eso, se han reconvertido en centros culturales muchas de las minas inactivas. Es el caso de la “Zeche Holland”: donde antes recibían los trabajadores su salario hay hoy un piano de cola rojo, dispuesto por una jornada a hacer sonar a Chopin. “No es la primera vez que toco en Alemania”, dice el pianista ruso Alexander Mogilevsky, “he dado conciertos en la famosa Gewahndhaus de Leipzig, por ejemplo”, pero el carácter de este escenario lo conmueve a ojos vista.
A los compañeros más jóvenes les debe suceder lo mismo. Fomentar su talento es uno de los principios que se ha impuesto el Festival. “Nos hemos propuesto servir de plataforma para los artistas que están empezando”, explica el director del evento, Franz-Xaver Ohnesorg, “hemos publicado una serie de CD en la que se retrata a pianistas jóvenes y que en muchos casos les abre la puerta a verdaderos contratos discográficos. Apoyar a estos chicos en su carrera es una de nuestras tareas más destacadas”.
Uno de los grandes, o el más grande
Más de un futuro floreciente ha empezado en el Festival de Piano del Ruhr, cuenta orgulloso Ohnesorg. Pero éste no es sólo un encuentro de principiantes. Aquí se dan cita año tras año estrellas establecidas, como Martha Argerich, Helene Grimaud, Arcadi Volodos o Andras Schiff. “Más de una vez me han dicho que el nuestro es el mayor festival de piano del mundo”, comenta el director, “de Alemania lo somos sin duda, de Europa en realidad también, aunque está el Roque d´Anthéron, otro festival magnífico con muchos conciertos al aire libre que se celebra en la Provence francesa. Pero ése es el único que podríamos situar a nuestra altura”. Claro que en América hay otros eventos de este tipo de gran calidad, pero son mucho más pequeños.
Apasionando a los más pequeños
Otra de las peculiaridades del Festival es un proyecto educacional a partir del cual se fundó en 2006 la “Little Piano School”. En ella se inicia en el mundo de las teclas blanquinegras a niños de entre dos y seis años, y para este mismo segmento de edad se puso en marcha poco después, conjuntamente con la Universidad y Escuela de Música Flokwang de Essen, un “jardín del piano”: pianistas profesionales dan clases en un total de 15 jardines de infancia de la Región del Ruhr. “Con esto tratamos de contribuir a la formación cultural de todos los niños, independientemente de la clase social”, describe Ohnesorg, “y al mismo tiempo, queremos ayudarles a desarrollar a través de la música capacidades importantes como la competencia social y la inteligencia emocional”.
Autor: Klaus Gehrke/ Luna Bolívar
Editor: José Ospina Valencia