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Aniversario de MSF

19 de diciembre de 2011

El 20 de diciembre de 1971, algunos médicos y periodistas reunidos en París fundaron la asociación Médecins sans Frontières (MSF). Los “doctores franceses” son los pioneros en acciones humanitarias.

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Las dependencias de MSF en DarfurImagen: AP

La actual situación en Costa de Marfil se describe en un video rodado a principios de diciembre; se puede ver en la página web de la organización humanitaria. Según una disposición gubernamental, las cerca de 30.000 personas que buscaron refugio en ese país deben volver a su lugar de origen.

No obstante, MSF ha decidido reabrir un hospital en la frontera con Liberia. Hay mucha gente que sufre de dolencias síquicas e incluso neurológicas, informa Jean-Pierre Kouadis. Este sicólogo trabaja para MSF; “nos enfrentamos a fuertes depresiones, también a agudos ataques de miedo. Algunos de nuestros pacientes vivieron en 2002 la primera crisis en el país y aún no la han digerido. La nueva ola de disturbios de 2010 y 2011 los ha dejado sin equilibrio”, explica Kouadis.

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Hambruna en EtiopíaImagen: picture-alliance/dpa

En abril, colaboradores de MSF organizaron una acción de salvataje en Misrata, el bastión de los rebeldes libios. Independientemente de este tipo de acciones espectaculares, la rutina diaria consta, por ejemplo, del tratamiento a los enfermos de SIDA en Malawi. Fred fue uno de los primeros. “En el año 2000 estaba demasiado enfermo para trabajar”, cuenta este hombre de 53 años. Desde que está medicado, su salud ha mejorado mucho y ha vuelto a laborar. “Mi vida ha vuelto a la normalidad”, cuenta.

Acciones impensables en un principio

Cuando se fundó la organización en 1971, este tipo de misión era impensable; no se conocía el SIDA. La asociación surgió de la necesidad de dar una respuesta a la precaria situación humanitaria en Biafra. ¿Acción humanitaria? En ese tiempo no existía el término; que entretanto esté de moda se debe en parte a la labor de MSF.

Recién graduado de médico, Rony Brauman llegó a mediados de la década de los setenta a la asociación. De 1982 a 1994 fue su presidente. Sonríe al recordar lo pequeña que era en 1976. La habitación del médico residente tenía 40 metros cuadrados; la secretaria cumplía sólo media jornada. En ese momento, MSF se limitaba a poner a disposición de otras organizaciones su equipo de médicos y enfermeras.“Éramos una especie de bolsa de trabajo temporal para acciones humanitarias” cuenta Brauman. Su primera misión lo llevó a un campamento de refugiados en Tailandia; reemplazaba por vacaciones al médico de la misión. “Después de seis meses se me acabaron los medios y los refugiados se encargaron de alimentarme”, recuerda.

Cholera in Angola, ein Kind wird behandelt
Cólera en Angola (2006)Imagen: AP

El mundo entero en la sala de espera

En 1977 organizaron la primera gran campaña publicitaria: tras una cerca de malla, un niño de piel oscura mira fijamente. “Médicos sin fronteras: en su sala de espera aguardan diez millones de pacientes”. Empezaron a llegar los fondos; MSF disponía finalmente de medios y podía organizar sus propios programas. Cuando las tropas soviéticas invaden Afganistán, los doctores franceses entran en acción; también cuando empieza la hambruna en Etiopía; pero los echan de ahí, MSF había sido demasiado crítica con el gobierno.

Médicos sin fronteras tiene como lema no sólo ayudar en los casos de necesidad; también, aportar al esclarecimiento de la situación política en cada uno de los lugares de sus misiones. En 1999 se hizo merecedora al Premio Nobel de la Paz. La organización se enorgullece de su independencia económica: su presupuesto en 2010 alcanzó los 813 millones de euros; las donaciones provienen de unos cinco millones de personas.

Para Rony Braumans lo más importante es no dejarse influenciar por ninguno de los actores en un conflicto. “Para una asociación humanitaria como la nuestra es muy importante conservar la misma distancia hacia todos”, dice Braumann, sean éstos las tropas de cascos azules, los ejércitos occidentales o cualquier otro. También tiene que guardar las distancias hacia las organizaciones que velan por que las mujeres accedan a tratamientos médicos, por la lucha anticorrupción o por la construcción de infraestructura sanitaria. Todos objetivos loables, pero “MSF debe tener la fuerza de decir que no estamos para cambiar la sociedad afgana, sino para proveer de medicina a todos los que no tienen acceso a ella. Da igual si se trata de un talibán, de un campesino pobre o de un soldado alemán o estadounidense”, afirma.

Medecins Sans Frontieres staff in Afghanistan park the organization's vehicles at the MSF compound in Kabul, in this June 4, 2004 file picture. The Nobel prize-winning relief organziation announced Wednesday July 28, 2004 to withdraw from Afghanistan following the slayings of five of its staff here in June. (AP Photo/Emilio Morenatti)
Médicos sin fronteras sale de Afganistán (2004)Imagen: AP

Al cumplir 40 años, MSF echa la vista atrás en un libro que cuenta las experiencias de la asociación y pone a discusión las concesiones que debe hacer la ayuda humanitaria. Este tipo de asociaciones están muy en boga hoy en día y MSF hace mucho dejó de ser la única que se encarga de víctimas de guerras, catástrofes o epidemias. No obstante, su buena fama le precede y da la vuelta al mundo: allí de donde los otros ya se han ido –o han tenido que irse-, Médicos sin Fronteras continúa en misión.

Autora: Suzanne Krause/Mirra Banchón
Editor: Enrique López