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Cuentas pendientes

26 de julio de 2010

¿Reconciliación tras 500 años de conflicto? La décimo primera asamblea de la Federación Luterana Mundial en Stuttgart demuestra que, aún en materia de discordias religiosas, nunca es tarde para hacer las paces.

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“Tenemos fresco el recuerdo de ser una minoría perseguida”, dijo el secretario general de la Conferencia Menonita Mundial.Imagen: epd

La pequeña Iglesia de los menonitas constituye la rama principal de los descendientes del movimiento anabaptista, una de las corrientes del protestantismo, y el de su sangrienta represión en el siglo XVI es uno de los episodios más oscuros de la historia europea. “Nosotros tenemos fresco el recuerdo de ser una minoría perseguida”, comentó el reverendo Dr. Larry Miller, secretario general de la Conferencia Menonita Mundial, con motivo de la emotiva ceremonia de reconciliación de la Federación Luterana Mundial, otrora opresores de los menonitas, con la que se ha buscado reparar los daños infligidos hace 500 años. La cita tuvo lugar el 20 de julio.

Se les llamó anabaptistas porque sólo bautizaban a los adultos. Eso hizo que el reformador, Martín Lutero, los tachara de herejes, alegando que su renuencia a bautizar a los niños traía consigo la exclusión automática de los más pequeños de la comunidad cristiana. El desprecio de Lutero por los anabaptistas quedó evidenciado en un escrito de los fundamentos de la fe luterana, que apareció en Augsburgo en 1530. Y los pastores luteranos son ordenados de acuerdo a partes de ese documento aún hoy.

Un millón de menonitas pueblan el mundo

Los seguidores de los anabaptistas, quienes promovían una reforma del cristianismo aún más radical que las impulsadas por los reformadores Martín Lutero y Ulrich Zwingli, terminaron huyendo tanto de los señores feudales católicos como de los evangélicos para poder salvar sus vidas. Y es que fueron miles las personas que murieron ejecutadas por sus convicciones religiosas.

Flash-Galerie Elfte Vollversammlung des Lutherischen Weltbundes in Stuttgart 2010
El evento contó con la asistencia de personalidades ajenas al ámbito religioso; en la imagen, el ministro federal de Hacienda, Wolfgang Schäuble, conversa con el secretario general de la Federación Luterana Mundial, Ishmael Noko.Imagen: epd

Hoy día, la Iglesia de los menonitas cuenta con más de un millón de miembros en todo el mundo; muchos de ellos están en Estados Unidos y Canadá, y cerca de 60.000 viven en Europa, pero incluso en los lugares donde sus congregaciones conservan dimensiones discretas, los menonitas dejan sentir su presencia en la comunidad.

La importancia de una disculpa sentida

Como alzaron la voz tempranamente en su historia en contra de las guerras y su renuncia absoluta a cualquier forma de violencia sigue siendo una de sus señas más notables, la de los menonitas es percibida como una de las Iglesias pacifistas de más larga trayectoria. ¿Tendrá su disposición para la paz algo que ver con su aparente aversión por los juegos de poder? Otro de los rasgos que distinguen a los menonitas es que sus comunidades rechazan las jerarquías eclesiásticas, lo cual les garantiza una relativa autonomía.

Dr Larry Miller
El reverendo Dr. Larry Miller, secretario general de la Conferencia Menonita Mundial.Imagen: by-nc-sy

En la ceremonia de reconciliación celebrada en el marco de la décimo primera asamblea de la Federación Luterana Mundial en Stuttgart, los luteranos pidieron perdón a sus “hermanas y hermanos menonitas” por el dolor que sus antepasados les infligieron en el siglo XVI. Esta sentida disculpa es el producto del trabajo sostenido entre 2005 y 2008 por una comisión luterano-menonita y, a los ojos de Miller, una importante concesión, así como un acto de liberación.

La reconciliación pasa por construirse nuevas identidades

Después de todo, los menonitas habían seguido sintiéndose como víctimas todo este tiempo, dice Miller y agrega: “Ahora tenemos que repensar nuestra identidad”. De hecho, las historias de los mártires siguen estando muy presentes en las comunidades menonitas. El dolor de los ancestros es legado de generación en generación.

“Es una herida muy profunda en el seno de la cristiandad la que se abrió cuando estas Iglesias, que en realidad están tan cercas la una de la otra porque tienen raíces comunes, se separaron durante el movimiento reformador”, dijo el pastro menonita Reiner Burghard con motivo de la ceremonia de reconciliación. Él espera que la herida empiece a sanar de ahora en adelante.

Autora: Ulrike Mast-Kirschning / Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse