Los Convenios de Ginebra: preservar la humanidad incluso en guerra
¿Qué está permitido y qué no durante una guerra? Los Convenios internacionales de Ginebra sirven para garantizar un mínimo de humanidad en los conflictos armados, y para proteger a civiles, heridos y prisioneros.
Límites para la crueldad: las Convenciones de Ginebra
También durante la guerra hay reglas que se deben respetar. Estas se establecieron en 1949 en los Convenios o Convenciones de Ginebra. En cuatro tratados y dos protocolos adicionales, 196 países se comprometen a garantizar un mínimo de humanidad durante las guerras y los conflictos armados. Los Convenios de Ginebra son universales y deben acatarse en todo el mundo.
Símbolos de protección
La Cruz Roja, la Media Luna Roja, y desde 2005, el Cristal Rojo: tres símbolos que representan protección en la guerra y los conflictos armados a nivel mundial. Su uso es reconocido internacionalmente y está estrictamente regulado en los Convenios de Ginebra. Brindan protección absoluta contra ataques a trabajadores humanitarios, paramédicos, voluntarios pastorales y también a hospitales.
Protección de los heridos
No importa si son soldados amigos o enemigos, según la Primera Convención de Ginebra, todos los soldados heridos, enfermos y desarmados tienen derecho a protección, rescate y atención. Los paramédicos de las partes en conflicto están obligados a tratar a todos los heridos. Los ayudantes, que llevan los símbolos de protección del Comité de la Cruz Roja, están protegidos contra actos de guerra.
Protección en el mar durante la guerra
El Segundo Convenio de Ginebra protege durante la guerra a los heridos, los enfermos y los náufragos de las fuerzas armadas en el mar, sin importar para qué bando luchaban en el conflicto. Los símbolos de protección de buques hospitales civiles o militares, botes y helicópteros de rescate de la Marina deben ser respetados por todas las partes.
Prisioneros de guerra
No al trabajo forzoso, no a la tortura, no a la toma de rehenes: la Tercerca Convención de Ginebra regula la protección de los prisioneros de guerra. Los campos de prisioneros deben establecerse fuera de la zona de guerra. Los prisioneros de guerra tienen derecho a un trato humano y a una alimentación adecuada. Una vez que termine el conflicto, los prisioneros de guerra deben ser liberados.
Protección de civiles, incluso en territorios ocupados
Por cada soldado fallecido en una guerra mueren 10 civiles, según un informe publicado en el "American Journal of Public Health". En la Cuarta Convención de Ginebra, los Estados se comprometen a proteger y respetar a la población civil en tiempos de guerra y conflictos armados. Este convenio define las obligaciones de una potencia ocupante respecto de la población civil y la ayuda humanitaria.
Estándares humanitarios mínimos
El artículo 3, común a los cuatro convenios de Ginebra, establece un estándar humanitario mínimo en todos los conflictos. Así, no solo las guerras entre países, sino todos los conflictos armados dentro de un país están explícitamente incluidos en los cuatro acuerdos de 1949. Los 196 Estados firmantes están obligados a garantizar el cumplimiento de los Convenios de Ginebra en su territorio.
Mejor protección para las víctimas
Para 1977, en las guerras de liberación de las antiguas colonias, en los nuevos conflictos armados y guerras civiles se habían cometido atrocidades contra los civiles que no estaban cubiertas por los cuatro tratados de 1949. Los protocolos adicionales al Primero y Segundo de 1977 prohíben los ataques contra civiles y los sistemas de armas dirigidos contra civiles.
¿Se necesitan nuevos protocolos?
Los ciberataques, los robots de guerra y los ataques con drones no están regulados en el derecho internacional humanitario vigente. Los daños ambientales causados por las partes en conflicto no son tenidos lo suficientemente en cuenta. La Comisión de Derecho Internacional de la ONU está elaborando un borrador para la protección del medioambiente en los conflictos armados.
Autoregulación y autocorrección
Los Estados suscribientes están obligados a la autorregulación y la autocorrección. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se considera el órgano de supervisión formal, pero cuando un Estado no quiere o no puede hacer cumplir las normas en su país, el CICR tiene poca influencia. Las misiones de control y los informes son confidenciales y no suelen hacerse públicos.