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Laura Restrepo: "regresar a la utopía"

Amir Valle17 de septiembre de 2015

Aunque quedaron atrás los tiempos de su activa militancia política, centrada hoy más en su carrera literaria, Laura Restrepo cree aún en el poder de las revoluciones de los humildes en busca de una utopía salvadora.

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Laura Restrepo
Imagen: DW/A. Valle

Sobre la presencia de la mujer en sus más reconocidas novelas, la importancia de las actuales conversaciones de paz entre las FARC y el gobierno de José Manuel Santos, y su defensa de formas de gestión social que transiten caminos que no sean los del capitalismo y el socialismo, habló con DW la escritora y periodista colombiana Laura Restrepo, una de las invitadas de lujo al XV Festival Internacional de Literatura en Berlín.

DW: Aún cuando no acuda usted en sus novelas a feminismos extremos de ciertos discursos y proponga una mirada muy equilibrada sobre ese tema, ¿por qué esa obsesión de llevar a su literatura el papel de la mujer en la sociedad actual?

Yo estoy convencida de que la única revolución triunfante en el siglo XX y lo que va del siglo XXI fue la revolución de las mujeres, pero además fue una revolución que se ganó, es una revolución triunfante. Pero como cualquier grupo victorioso en una revolución, no sólo hay que quejarse de lo que aún falta, que es mucho, sino que hay que asumir responsabilidades por haber tenido el triunfo, buscar qué papel nos corresponde en la nueva sociedad que la humanidad necesita construir. Y he tratado de que mis novelas de alguna manera reflejen esa revolución; no caer en ese esquema de que por ser mujeres, por venir al mundo con esa condición natural, ya estamos bien, somos mejores o perfectas. No creo en eso. Ya tenemos suficientes mujeres gobernantes a nivel global que han demostrado que podemos ser nefastas también en el gobierno del mundo. Pero sí creo en que el empeño de esas otras muchas mujeres que han logrado ponerse a la vanguardia puede cambiar, y de hecho ha cambiado muchas veces, las circunstancias en importantes momentos de la historia humana.

Intelectualidad, pueblo, gobierno... ¿qué protagonismo tienen en las actuales conversaciones de paz en Colombia?

La intelectualidad colombiana, como parte del pueblo, de la gente, puede jugar su papel en estos procesos de paz, tan necesarios para Colombia. Es decir, sobre todo la gente es responsable, porque pienso que una negociación de paz no se resuelve en sí misma; un proceso de paz encuentra su resolución verdadera en la medida en que repercuta sobre todo el país. Que las guerrillas y el gobierno se pongan de acuerdo es muy interesante, y es un paso clave, pero es sobre todo un espacio que se abre para que un país discuta sobre su futuro: cómo quiere cambiar, qué vías utilizar para cambiar. Yo creo que lo importante del proceso de paz anterior, el de los años ochenta, es que el propio proceso desembocó en un proceso constituyente que fue a parar en una constitución que, de hecho, se vuelve en la bandera democrática que, aunque se cumpla mal o no se cumpla, rige. Por eso lo óptimo de estos recientes procesos de conversaciones en Colombia y La Habana es que la negociación no fuera bilateral, sino que le abriera al país una pasión de debate y renovación.

¿Por qué, pese a los fracasos ya demostrados, sigue creyendo en el sueño de emancipación social que han significado la Revolución Cubana, el proceso bolivariano de Hugo Chávez, el socialismo del siglo XXI?

En mi juventud, cuando éramos, como se dice de los revolucionarios más apasionados, militantes de "hueso colorao", la mayor parte de la humanidad seguía creyendo que el capitalismo todavía tenía mucho por ofrecer. Hoy eso sucede cada día menos. Incluso tenemos un Papa que está hablando claramente contra el capital, aunque quizás sea la única voz entre los gobernantes del mundo que lo haga. Parte del planeta está viendo cómo el capitalismo se agota. Esa idea de convertir el dinero es un dios, la voracidad, el egoísmo capitalista, ha implicado acabar con los valores humanos, acabar con la democracia, está acabando incluso con la naturaleza. Hasta la gente no politizada considera que la voracidad capitalista está haciendo invivible este planeta. Si, por otro lado, el socialismo al que nos llevó el estalinismo terminó claramente en un monstruo que no era lo que la humanidad necesitaba, entonces hay que buscar nuevos caminos, hay que regresar a la búsqueda de las utopías, que yo las veo mucho más por el lado de lo que inicialmente planteaba el socialismo, en cuanto a igualdad, en cuanto a libertad, en cuanto a respeto por la vida humana.