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Las plagas y el calor extremo destruyen los bosques alemanes

Patrick Große
25 de julio de 2019

En Alemania se cortan cada vez más árboles para que el bosque pueda resistir a las plagas y a la sequía producida por el calor extremo. Alemania, tierra de bosques, ¿camino a convertirse en desierto?

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Stephan Braun señala los árboles ralos en Sinzig.
Stephan Braun señala los árboles ralos en Sinzig.Imagen: DW/P. Große

Hace algunos meses, en lo que es ahora un terreno baldío se erigían hileras de abetos. Solo algunos árboles siguen en pie. El resto ha desaparecido, talado para proteger el bosque. En Alemania se cortan árboles para que el bosque pueda resistir a las plagas y a la sequía.

Stephan Braun es guardabosques en el Stadtwald, el bosque que rodea la ciudad de Sinzig, de 17.000 habitantes, en Renania-Palatinado. Desde hace 32 años cuida las 900 hectáreas de bosque, y desde hace casi 30 libra una batalla que parece cada vez más difícil de ganar. “Hace 30 años teníamos aquí todavía un 17 por ciento de abetos”, explica. Hoy solo hay un siete por ciento. La causa principal son los escolitinos, coleópteros de la familia Curculionidae. Insectos muy pequeños, pero de enorme poder de destrucción. La otra causa: el calor inusual que afecta a Alemania.

Al observar de cerca los troncos de los abetos, Braun nos muestra las huellas de los escolitinos. Son pequeños agujeros de pocos milímetros, huecos excavados por los insectos para formar pasillos en los que depositan sus larvas. Miles de ellos puede destruir un árbol. “Pasan pocas semanas, y el árbol muere”, señala Braun. La corona se vuelve cada vez más delgada y la corteza se desprende. “Hace 20 años que luchamos contra esta plaga”, dice, “pero antes el problema era menor”. Normalmente, el árbol mismo puede defenderse de los parásitos, ya que el agua y la resina debajo de la corteza barren a los invasores. Pero si además de sufrir por la invasión de insectos, recibe poca agua, la cuestión empeora.

“Los últimos años fueron extraordinarios en ese sentido”, aclara el guardabosque, ya que, desde julio hasta octubre prácticamente no llovió. “Un abeto sobrevive solo de cuatro a seis semanas sin lluvias. Luego, es una víctima ideal para los insectos”, añade. Si los episodios de sequía, como los que están afectando desde hace algunos años a Alemania, continúan, eso podría significar la muerte de muchos más árboles en los bosques.

Los árboles mueren en Sinzig, Alemania, debido a una plaga de insectos.
Los árboles mueren en Sinzig, Alemania, debido a una plaga de insectos.Imagen: DW/P. Große

Un problema global

También hoy es un día caluroso y seco. Con 42 grados, la temperatura de este jueves (25.07.2019) batió el récord de calor de todos los tiempos en Alemania. Los árboles nos brindan su sombra y el verano se hace más llevadero, pero en el bosque de Sinzig hay  cada vez menos árboles. Stephan Braun tuvo que ordenar la tala de dos hectáreas desde diciembre de 2018, y la superficie sin árboles es cada vez mayor. En los primeros siete meses de 2019 ya se talaron 10 hectáreas. Este problema afecta a los bosques de Alemania y de todo el centro de Europa. Según datos de Braun, ya hay 110.000 hectáreas de bosque destruidas por los escolitinos, entre 2018 y 2019, cerca de 70 millones de metros cúbicos de madera.

Para evitar que estos insectos se propaguen aún más, hay que cortar los árboles que todavía están sanos, directamente después de que sufran la primera plaga. “Pero para eso no tenemos recursos”, dice Braun. Transportar la madera de desecho le costaría a Alemania 2.100 millones de euros, dinero que muchos de los dueños de los bosques no poseen.

La corteza de un abeto afectado por los escolitinos.
La corteza de un abeto afectado por los escolitinos.Imagen: DW/P. Große

Las agujas de muchos pinos invadidos por los escolitinos se han teñido ya de rojo. “Esos no van a sobrevivir el invierno”, añade el guardabosques con tristeza. El mercado europeo está inundado de madera podrida. Por eso, las ganancias que deja un metro cúbico de madera se redujeron a menos de la mitad en un lapso de dos años. Luego habría que plantar nuevos árboles en lugar de los talados, pero eso costaría entre 5.000 y 10.000 euros por hectárea. “Los dueños de bosques tienen que pagar esos costos. Si bien la ciudad de Sinzig podría acarrear los gastos, algunos dueños privados no lograrían hacerlo. “No solo se trata del dinero, sino que es una cuestión de sentimientos”, aclara.

Sin embargo, aún ve algo positivo: “Ahora intentaremos estabilizar más el bosque”, subraya, es decir, plantar más especies diferentes y crear un bosque más mixto. Pero los nuevos árboles no solo harán que los bosques se defiendan mejor del cambio climático, sino que también lo combatirán. Julia Klöckner, la ministra alemana de Agricultura, ya anunció una inversión de 500.000 de euros para un programa de reforestación. Los bosques son, después de todo, los pulmones de la Tierra y un factor clave en la protección del medio ambiente y del clima.

(cp/ers)

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