Constanza es un portal de la historia. En el siglo 15 la mayor ciudad a orillas del Lago de Constanza celebró un concilio y los lugares donde se nombró al Papa pueden visitarse hasta hoy. Al igual que las iglesias románicas en la isla de Reichenau, que pertenecen al patrimonio cultural de la UNESCO. Para los amantes de la naturaleza, la isla de Mainau es una cita obligada. En verano brotan allí más de un millón de flores. Y la guinda la pone un palacio condal... habitado. Quien se canse de las visitas puede ir en bici o darse un garbeo por el lago. En Wasserburg puede embarcarse en un barco muy especial : el vapor Felicitas. Y una vez aquí, en esta península pintoresca, cabe visitar el antiguo edificio del juzgado con su oscuro pasado. Y para descansar no hay más que sentarse y disfrutar del paisaje.