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La realidad supera al G8

9 de julio de 2009

El acuerdo para defender el clima global alcanzado en la cumbre del G8 en Italia es acogido de momento con cierto escepticismo en los editoriales, que apuntan a la necesidad de consensos más amplios y medidas concretas.

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Una mesa redonda demasiado pequeña.Imagen: AP

Financial Times, de Londres: “La cumbre de los ocho principales países industrializados parece convertirse cada vez más en un acontecimiento que busca su propósito. El G20, más amplio, es el foro en que se toman decisiones sobre la economía mundial. ¿Cuál es entonces el sentido del G8? La respuesta debería ser: reactivar el debate sobre el cambio climático. Entre los países pobres y ricos se debe llegar a un consenso sobre un nuevo acuerdo para frenar el calentamiento global. La ONU debería resolver la adopción del tratado en diciembre en Copenhague. Pero, para poder esperar resultados, los estadistas reunidos en L’Aquila deberían trazar un rumbo claro”.

El marco del G20

Kieler Nachrichten, de Kiel: “La protección del clima brinda sólo un ejemplo de que la institución del G8 ha quedado superada. Son las potencias emergentes como China, India, Brasil, México y Sudáfrica las que en un futuro previsible se contarán entre los mayores emisores de gases de efecto invernadero. Otros problemas globales, como la pobreza y el hambre, deberían ser discutidos con mayor razón en un marco ampliado. Ese marco más amplio es el G20. Sin embargo, su composición es polémica: nadie quiere ser excluido y muchos quieren ser admitidos. Pero, mientras mayor se vuelve el círculo, más insignificantes son los resultados. Las Naciones Unidas son un ejemplo disuasivo”.

Lírica política

Stuttgarter Zeitung, de Stuttgart: “Hay todavía un largo trecho entre L’Aquila y Copenhague, donde a fines de año se requerirán no sólo vagos acuerdos sino resoluciones vinculantes para conjurar el peligro de una catástrofe climática. En los documentos en torno a los que acaban de llegar a un acuerdo los poderosos del Primer, Segundo y Tercer Mundo hay todavía mucha lírica política, pero apenas se encuentran objetivos concretos y números exactos, por no hablar de reglas que obliguen a los países individuales a cualquier cosa. Pero eso es lo que importa. Las palabras bonitas no sirven de nada”.

Algo de irrealidad

La Stampa, de Turín: “Un amplio documento, fruto de meses de trabajo de la diplomacia mundial, fue aprobado el miércoles rápidamente en la cumbre del G8. (...) Sin embargo, hasta ahora se trata sólo de lindas palabras, aunque hayan sido anunciadas decididamente. (...) Hay algo de irreal en cada encuentro del G8 y más aún en el de este año, en el que los líderes de las principales potencias mundiales se han reunido en una ciudad que no deja de temblar, para hablar de una economía mundial que no deja de estremecerse”.

ERS/dpa/afp

Editora: Cristina Papaleo