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El baño de realidad de la política alemana hacia Rusia

Christoph Hasselbach | Matthias von Hein
22 de febrero de 2022

La ocupación rusa del este de Ucrania ha arruinado años de esfuerzos de mediación de Alemania. ¿Qué puede lograr ahora la diplomacia alemana?

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Bildkombo | Olaf Scholz und Wladimir Putin
Imagen: John Thys/Mikhail Metzel/Sputnik/AFP/Getty Images

La política de Alemania hacia Rusia, basada en el diálogo, está en ruinas. El presidente ruso, Vladimir Putin, la ha hecho trizas con hechos: hechos militares. El acuerdo de Minsk sobre la pacificación del este de Ucrania, negociado entre Ucrania y Rusia con una importante mediación alemana, ha sido "desgarrado" por Putin, como dijo la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, en la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU.

El acuerdo de Minsk es "una gran parte de la política rusa de Alemania", explica a DW Thomas Kunze, jefe de la oficina en Moscú de la Fundación Konrad Adenauer, cercana al partido democristiano alemán (CDU): "Alemania, la excanciller, el actual canciller han hecho campaña para implementar Minsk. Pero, con la decisión de Rusia, eso ya no es posible".

Los Gobiernos alemanes de todas las tendencias han insistido en que no hay solución militar posible para el conflicto entre Rusia y Ucrania. Pero Putin no piensa lo mismo. Desde su punto de vista, también la anexión de la península ucraniana de Crimea en 2014 fue una solución militar.

"El mundo se ve diferente hoy que ayer"

Johannes Varwick, experto en política exterior de la Universidad de Halle, cree que durante mucho tiempo la gente en Alemania no reconoció que Putin realmente habla en serio: "Es decir, que está cuestionando masivamente la existencia de Ucrania como estado soberano. Y, por supuesto, eso no deja margen a negociaciones de las que se pueda derivar, de modo alguno, una conciliación de intereses. En este sentido, la situación ha cambiado y el mundo realmente se ve hoy diferente que ayer".

La diplomacia alemana se halla estancada en este punto, pues se basa en férreos principios que para Putin no valen nada. El canciller alemán, Olaf Scholz, recordó este martes (22.02.2022) los principios de integridad e inamovilidad de las fronteras: Todo el orden de la posguerra se basa en ellos.

Se podría hablar aquí de un problema fundamental de comprensión, así como de interpretaciones muy diferentes de la historia: para Alemania, el nacionalsocialismo, incluido el ataque a la Unión Soviética en 1941, dejó claras lecciones contra el uso de la violencia. Putin, sin embargo, ve el colapso de la Unión Soviética como una tragedia que le gustaría deshacer, incluso con violencia si fuera necesario.

Putin y Scholz durante la reciente visita del canciller alemán a Moscú, separados por más que una desproporcionadamente larga mesa.
Putin y Scholz durante la reciente visita del canciller alemán a Moscú, separados por más que una desproporcionadamente larga mesa.Imagen: Mikhail Klimentyev/dpa/Sputnik/picture alliance

Dependencias mutuas

Adicionalmente, existen sólidas razones económicas para la reticencia de Alemania. Este país depende en gran medida de los suministros energéticos rusos: Alemania obtiene más del 40 por ciento de su petróleo y alrededor de la mitad de su gas natural de Rusia.

"Rusia tiene la intención de continuar con el suministro ininterrumpido (de gas natural) a los mercados mundiales", trató de tranquilizar Putin a los clientes occidentales este martes. Si se sale con la suya, su violación del derecho internacional no cambiará nada sobre la fiabilidad de entrega de Rusia. Porque la dependencia también existe al revés: Rusia es extremadamente dependiente de los pagos e inversiones alemanes y europeos.

Incluso antes de la invasión rusa, el Gobierno alemán estaba bajo una gran presión para no echar a andar Nord Stream 2, el nuevo gasoducto de gas natural entre Rusia y Alemania, a través del Mar Báltico.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo recientemente en una conferencia de prensa conjunta con el canciller Scholz en Washington, que una invasión rusa significaría el final del oleoducto; aunque Scholz se mantuvo al margen, avergonzado, sin confirmarlo ni negarlo. "La situación actual es fundamentalmente diferente", aseguró ahora el canciller alemán en Berlín, al anunciar la suspensión del proceso de aprobación de Nord Stream 2.

Los precios del gas y la gasolina en Alemania han estado aumentando considerablemente durante meses y están afectando a los consumidores. El ministro de Economía, Robert Habeck, de los Verdes, ya está preparando a los alemanes para nuevas cargas: "Quiero enfatizar una vez más que la guerra hace subir los precios", dijo. Pero es probable que la presión interna limite el alcance de nuevas sanciones.

El canciller Scholz anunció la suspensión del proceso de aprobación de Nord Stream 2.
El canciller Scholz anunció la suspensión del proceso de aprobación de Nord Stream 2.Imagen: Jens Büttner/dpa/dpa-Zentralbild/picture alliance

Tono cauteloso en Berlín

Eso también explica por qué el tono alemán hacia Rusia sigue siendo moderado, especialmente en el partido socialdemócrata (SPD), al que pertenece el canciller, Olaf Scholz. El portavoz de política exterior del grupo parlamentario del SPD, Nils Schmid, dijo con cautela a la emisora Bayerischer Rundfunk que hallar una solución diplomática se estaba tornando más difícil. Rusia ha volado por los aires el único marco que quedaba para las negociaciones sobre el este de Ucrania, "pero aún deberíamos tratar de discutir los parámetros del acuerdo de Minsk con los rusos", afirmó.

El líder del Partido Verde y experto en política exterior, Omid Nouripour, sigue apostando también por una desescalada. Sí, Alemania trabajará hacia nuevos niveles de sanciones; "pero no se puede poner todo sobre la mesa a la vez, hay que ver, paso a paso, lo que está haciendo la parte rusa", dijo Nouripour a la radio berlinesa RBB.

Más dureza llega desde las ahora opositoras filas democristianas de la excanciller Angela Merkel (CDU). El portavoz de política exterior de su grupo parlamentario, Jürgen Hardt, parece lamentar que Rusia haya superado prácticamente sin consecuencias la anexión de Crimea. "A diferencia de 2014, tras la anexión de Crimea y la desestabilización del este de Ucrania por parte de Rusia, ahora debe haber una política de sanciones inequívocamente dura y rápida", dijo el político del entonces gobernante CDU. "Si Occidente no pasa esta prueba de estrés, habrá una discordia duradera en Europa", agregó.

Aunque el politólogo Varwick está a favor de más sanciones, advierte contra las expectativas excesivas: "La determinación (de Putin) es grande y las oportunidades para influir en ella son pequeñas”, porque Putin calculó el riesgo con frialdad, dice.

Infografik Timeline Ukraine

Se requiere paciencia

No está precisamente claro qué caminos le quedan a la diplomacia alemana, aparte del de imponer sanciones económicas a Rusia. "En esta fase, es importante, además de las primeras sanciones, evitar una mayor escalada y, por lo tanto, otra catástrofe. A eso apuntan todos nuestros esfuerzos diplomáticos", dijo por lo pronto el canciller Scholz. Aunque no reveló cómo.

Pese a todo, Scholz insiste en que quiere seguir apostando por el formato de Normandía, junto con el presidente francés Emmanuel Macron. Se refiere al esquema de reunión con que los jefes de Estado y de Gobierno de Rusia, Ucrania y, como mediadores, Alemania y Francia, negociaron en el pasado una solución de paz para el este de Ucrania.

¿Sigue siendo eso realista a día de hoy? Johannes Varwick solo ve oportunidades a más largo plazo: "No debemos esconder la cabeza en la arena y decir: todo ha fallado y tenemos que someternos a los acontecimientos". Hay que seguir trabajando, también con la posibilidad del formato de Normandía: "No sucederá mañana, tal vez tampoco pasado mañana. Pero llegará el día en que la diplomacia volverá a ser demandada. Y debemos prepararnos para eso ya".

Además, Thomas Kunze, de la Fundación Konrad-Adenauer en Moscú, enfatiza que el acuerdo de Minsk está al borde de la ruina. Pero "la política alemana para Rusia no consiste solo en política exterior". Hay una inmensa cantidad de conexiones con Rusia: "Incluso en la sociedad civil, entre las iglesias, en la ciencia, en el sector cultural. Eso, ciertamente, no está en ruinas y no debe permitirse que se arruine". (rml/ms)