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La lucha por la vida de Navalny, y contra el tiempo

20 de abril de 2021

El estado de salud del líder de la oposición rusa, el encarcelado Alexei Navalny, alarma, y sus compañeros de lucha preparan una protesta. Es una carrera contrarreloj, mientras su movimiento se enfrenta al aplastamiento.

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Alexei Navalny ante una corte de Moscú
Alexei Navalny ante una corte de Moscú Imagen: Babuskinsky District Court/AP/dpa/picture alliance

¿Cómo está Alexei Navalny? "No me han dejado verlo", dice a DW el terapeuta y cardiólogo Yaroslav Ashikhmin, que atiende al crítico del Kremlin desde 2013. Ashikhmin, junto con otros especialistas, viajó a la colonia penal IK-3, en el oeste de Rusia, a donde hace unos días fue trasladado el recluso más destacado de Rusia. "Llegamos hoy. Pero a pesar de tener orden de visita, esperamos una hora y media en el frío extremo, y luego no nos dejaron entrar".

Elevados niveles de potasio

A mediados de abril, los médicos moscovitas informaron en una carta abierta del dramático deterioro de la salud de Navalny. El político opositor inició una huelga de hambre el 31 de marzo,  pidiendo ser examinado por médicos de su confianza. Sus allegados advirtieron que un examen había detectado niveles elevados de potasio. "Un estado que puede provocar arritmias o paros cardíacos", afirma Yaroslav Ashikhmin. Sin embargo, no hay un diagnóstico, dijo. Antes de su envenenamiento con el veneno Novichok en el verano de 2020, Navalny era "una persona completamente sana". Los síntomas actuales "podrían poner en peligro su vida", por lo que Navalny debe ser trasladado a un servicio de urgencias.

Fuentes oficiales dijeron que el estado de Navalny era "aceptable". Al político se le detectó una hernia discal a través de una resonancia magnética. Anteriormente, Navalny se quejó de dolor en la espalda y entumecimiento en piernas y brazos.

Los médicos de Navalny, Yaroslav Ashikhmin y Anastasiya Vasilyeva frente a la colonia IK-3 este 20 de abril
Los médicos de Navalny, Yaroslav Ashikhmin y Anastasiya Vasilyeva frente a la colonia IK-3 este 20 de abrilImagen: TATYANA MAKEYEVA/REUTERS

Presión de Berlín y Washington

Después de regresar de Alemania, donde había recibido tratamiento médico tras ser envenenado, Navalny fue condenado a prisión en un juicio anterior por presuntos delitos económicos. Él rechaza los cargos.

El gobierno alemán está tratando de utilizar su influencia para garantizar que "reciba la atención médica adecuada", dijo este 20 de abril la canciller alemana, Angela Merkel, durante una videoconferencia en el Consejo de Europa. Anteriormente, el gobierno de Estados Unidos amenazó a Rusia con duras consecuencias si Navalny moría en la cárcel. El jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, también pidió el lunes a Rusia que atendiera la petición de Navalny. Dmitry Peskov, portavoz del presidente ruso Vladimir Putin, dijo que la salud de los presos rusos no es asunto de los gobiernos extranjeros.

Cárcel de Kolchugino, Rusia
Cárcel de Kolchugino, RusiaImagen: Evgenia Novozhenina/REUTERS

Protestas este miércoles a favor de Navalny

El seguidor de Navalny Ivan Zhdanov se congratula de las declaraciones de los políticos occidentales: "Solo una combinación de protestas internas y presión internacional puede cambiar la situación de Alexei Navalny", dijo Zhdanov, jefe de la "Fundación contra la Corrupción" (FBK), creada por Navalny, en una entrevista con DW. Zhdanov acusó al presidente ruso de permitir que Navalny muriera "en vivo y en directo". Zhdanov y otros compañeros de Navalny han convocado protestas en todo el país para este 21 de abril en la noche.

La fiscalía de Moscú ha solicitado sorprendentemente que el FBK y otros proyectos de Navalny sean clasificados como "organizaciones extremistas". Un caso judicial sobre el asunto ha sido clasificado como secreto. Si se llega a la prohibición, en el futuro el trabajo legal en Rusia ya no sería posible para Navalny y su movimiento.

Lo explosivo de las protestas del miércoles es que tienen lugar el mismo día en que Putin pronuncia su discurso sobre el estado de la nación. Zhdanov niega la conexión, pero se alegra de la presión adicional. Sin embargo, que cientos de miles de personas acudan realmente a la cita dependerá también de la dureza de la policía, dijo Zhdanov. Decenas de miles de rusos, en su mayoría jóvenes, salieron a las calles de todo el país durante las recientes protestas por la liberación de Navalny en invierno. Miles de personas fueron detenidas.

(jov/er)