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Uganda: jardinería comunitaria LGBTQ+

Caleb Okereke
24 de agosto de 2021

Los activistas queer de Kampala utilizan la agricultura sostenible para sobrevivir a la crisis y la exclusión social.

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Cuando se declaró la pandemia el año pasado, Shawn Mugisha compartía su apartamento de dos habitaciones con otras nueve personas. Todos ellos pertenecen a la asediada comunidad queer de Kampala, es decir, personas cuyas identidades de género u orientación sexual se encuentra fuera de las normas habituales. Los había conocido a través de su trabajo como activista de derechos humanos y asistente jurídico: personas que habían sido repudiadas por su familia, o que no tenían a dónde ir tras su excarcelación.

Para ellos, el confinamiento presentaba problemas particulares, según Shawn: "¿Qué significa realmente "quedarse en casa” para alguien que no tiene hogar o que hace trabajo sexual?”.

En Uganda el primer confinamiento se produjo en abril de 2020 y la seguridad alimentaria se deterioró rápidamente. Las cadenas de suministro colapsaron, los precios de los alimentos se dispararon y la gente empezó a pasar hambre. En ciudades como la capital, Kampala, los productos frescos y las verduras empezaron a escasear especialmente.

Shawn, que tiene 34 años y es transgénero, cuenta que durante este tiempo muchas personas de la ciudad dependían de la ayuda de sus familiares en las zonas rurales para que les enviaran suministros. Sin embargo, las personas condenadas al ostracismo por su orientación sexual o identidad de género habían sido abandonadas por sus familias.

Shawn cultivando en  su jardín.
Shawn cultiva sus propias frutas y verduras en el jardín de su bloque de apartamentos en los suburbios.Imagen: Tony BlackWolf

"Dependíamos completamente del suministro de alimentos del gobierno. Muchos de nosotros nos quedamos sin nada”, cuenta. "Así que tuvimos que encontrar una manera de sobrevivir en esta situación”.

Decidió cultivar sus propias frutas y verduras en el jardín de su bloque de apartamentos en los suburbios. Esto se convirtió en el inicio de una nueva organización, FAMACE, acrónimo de "Farming, Art, Mental Health Advocacy, Collaboration, and Ethical human-centered design” (Agricultura, Arte, Defensa de la Salud Mental, Colaboración y Diseño Ético Centrado en el Ser Humano). Su objetivo es fomentar la resiliencia de la comunidad queer de Uganda y ayudar a las víctimas de abusos y discriminación a ayudarse a sí mismas.

Tras haber estudiado permacultura, Shawn cree que la producción sostenible de alimentos puede ayudar a las víctimas de discriminación y abusos a curarse del trauma y a construir una vida que no dependa de actividades como el trabajo sexual, que podrían hacerlos volver a caer en manos de la policía. "El diseño ético centrado en el ser humano consiste realmente en situarse en el centro de la solución de los problemas propios y observar cómo surgieron estos”, explica.

Violencia y detenciones

Uganda es un lugar hostil para la comunidad LGBTQ+ (Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transgénero, Queer y el signo "más” incluye a otras comunidades, como intersexuales, asexuales…). En 2019, el activista por los derechos de los homosexuales y asistente legal Brian Wasswa fue brutalmente asesinado en su casa. Los defensores de los derechos humanos lo califican como un crimen de odio, que recuerda al asesinato de David Kato en 2011.

Kato, también activista por los derechos de los homosexuales, fue apaleado hasta la muerte después de ganar un juicio contra un periódico local. El periódico había publicado su nombre en un artículo sobre homosexuales. El titular decía: "Cuélguenlos".

Cuatro personas con la bandera LGBTQ.
Algunos ugandeses han huido del país para evitar la discriminación.Imagen: Sally Hayden/ZUMA/imago images

En 2014, el Parlamento aprobó la ley contra la homosexualidad. Posteriormente fue declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional de Uganda. Pero en mayo de 2021, el Parlamento del país aprobó un proyecto de ley de delitos sexuales que, entre otras cosas, penaliza aún más las relaciones entre personas del mismo sexo con un castigo de hasta cinco años de prisión.

A principios de este mes, el presidente Yoweri Museveni dijo que no firmaría el proyecto de ley. Sin embargo, Florence Kyohangirwe, editora de minorías sexuales en Minority Africa, afirma que el hecho de que el gobierno debata este tipo de legislación legitima la homofobia y es "una especie de aval para acosar a la comunidad LGBTQ+”.

Los activistas denuncian que la propia pandemia se ha utilizado como excusa para el acoso, con redadas policiales en albergues para personas LGBTQ+ sin hogar y detenciones de personas por participar en actos susceptibles de propagar el COVID-19.

Curar el trauma con la jardinería

En junio, la policía hizo una redada en un refugio para personas LGBTQ+ a las afueras de Kampala y detuvo a 44 personas que supuestamente participaban en una "boda del mismo sexo” por "propagar enfermedades”, sin especificar si se referían al COVID-19.

Shawn, que ha trabajado como asistente jurídico para varias ONG de derechos humanos, ayudó a conseguir la liberación de los detenidos. Pero dice que, una vez libres, las personas LBGTQ+ que han sido perseguidas por el Estado van a centros de acogida donde la ayuda se limita a cubrir las necesidades básicas.

El jardín de Shawn.
A Shawn le gustaría integrar los huertos comunitarios en los refugios de toda Uganda.Imagen: Tony BlackWolf

"Siempre me pregunto por qué no puede haber otra solución viable para estas personas”, lamenta. "Las personas son despojadas de su dignidad en estos refugios. Reciben una manta, tal vez un mosquitero y una sola comida al día”.

Con FAMACE, a Shawn le gustaría integrar los huertos comunitarios en los refugios de toda Uganda. Por un lado, podrían ofrecer una mejor dieta, lo que es especialmente importante para quienes toman medicamentos contra el VIH. Asimismo, cultivar plantas podría aportar beneficios para la salud mental y física de los residentes.

Tumukunde* se escapó de casa para vivir con Shawn después de ser obligada a casarse con un pastor porque su familia sospechaba que era lesbiana. Para ella, el jardín se ha convertido en un lugar de consuelo y curación.

"El jardín me ayudó mucho porque estaba pasando por muchas cosas”, afirma. "Quizá necesitaba algo que fuera menos humano. No quería hablar con nadie, simplemente quería estar sola”, recuerda.

Shawn en su jardín.
El jardín ha supuesto un bálsamo de paz luego de ser fuertemente discriminado en Uganda.Imagen: Tony BlackWolf

En enero, Shawn tuvo que desalojar su piso de forma repentina y sin justificación. "Simplemente porque somos homosexuales”, dice. Shawn se mudó a una gran chalé adosado en una finca privada llena de flores y pájaros que pían y empezó a cultivar un nuevo huerto. Solo puede alojar a una persona más aquí y tendrá que volver a mudarse en unos días. Sin embargo, el jardín está dando muchos frutos en este momento.

Para Charles*, de 39 años, el jardín ha supuesto un bálsamo de paz. Charles vive actualmente con Shawn. Su comunidad lo descubrió descargando porno gay y directamente lo repudió. Ha sobrevivido a tres atentados contra su vida.

"Aquí estoy tranquilo y consigo ser invisible”, dice Charles sobre el jardín, con los ojos vidriosos por las lágrimas. "Aquí, pienso en la vida, en las decisiones que he tomado hasta ahora... Cuando trabajo en el jardín, siento que puedo controlar e influir en algo. Hay cosas en mi vida que no puedo controlar, pero con la jardinería puedo hacerlo”, señala.

Soluciones individuales

Hasta ahora, FAMACE ha apoyado a cinco personas. Shawn habla con entusiasmo de los planes para una ecoaldea queer, y de cómo la ética y los principios de permacultura y agricultura ecológica podrían integrarse en proyectos para el cambio social.

Por ahora, está tratando de recaudar dinero para conseguir nuevos espacios que pueda alquilar de forma permanente. De momento, los frutos de su huerto son suficientes para todas las personas que participan en el proyecto. Si finalmente consigue más espacio, le gustaría aumentar la producción y empezar a vender parte de los alimentos en los mercados locales. También ve potencial en la donación de productos a familias necesitadas.

"Vivimos en una sociedad en la que, cuando haces cualquier tipo de contribución a la comunidad, tienes protección social”, dice. "Creo que es hora de que empecemos a confiar en nuestras propias soluciones para luchar contra la marginación y la discriminación”. Sobre todo en zonas urbanas, donde escasean los alimentos, "es algo que podemos utilizar como enfoque para defender y crear más inclusión social”.

*Los nombres han sido modificados a petición de los interesados por razones de seguridad.

(ar/ers)

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