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"La imagen de Alemania no está dañada"

Marcus Bösch - LBM22 de enero de 2006

El Comité Organizador del Mundial no está contento con los últimos acontecimientos. Theo Zwanziger, vicepresidente del Comité, habló con DW-WORLD sobre los estadios con mala nota y la gala inaugural suspendida.

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Theo Zwanziger, vicepresidente del Comité Organizador del Mundial, se desquita.Imagen: AP

A principios de enero, la fundación Stiftung Warentest, que supervisa desde hace 40 años la calidad de los productos que circulan en el mercado alemán, sometió a prueba a los 12 estadios en los que va a jugarse el Mundial de Fútbol 2006. El resultado fue negativo en todos ellos, y cuatro campos se ganaron la tarjeta roja.

Como si los quebraderos de cabeza del Comité Organizador fueran pocos, sorprendió a Alemania unos días después la decisión de la FIFA de suspender la gala de inauguración que debía celebrarse en el Estadio Olímpico de Berlín, y que el artista austriaco André Heller llevaba dos años preparando.

DW-WORLD: ¿Considera apropiada la guerra pública desatada por el Comité Organizador del Mundial para conseguir de la Stiftung Warentest una disculpa?

Theo Zwanziger: Sí, es una necesidad urgente. Si uno se dedica a difundir sinsentidos, también tiene que estar dispuesto retractarse. No puedo sancionar con tarjeta roja unos estadios que se encuentran entre los mejores del mundo. ¿Qué significa la tarjeta roja? Una tarjeta roja significa la expulsión de la competición. El camino que se ha seguido en este caso sólo sirve para dañar a nuestro país, a nuestro Estado y a todos los esfuerzos realizados con vistas al Mundial.

¿Cree que Stiftung Warentest retirará sus acusaciones?

T. Z.: Eso no lo sé, pero me da igual. Nosotros tenemos que exigírselo. A la información, la ayuda y los consejos que puedan darnos no nos oponemos.

En la prensa alemana se habla de los "lloriqueos" del Comité. ¿Es bueno este enfrentamiento para la imagen de Alemania justo el año en que se celebra el Mundial de Fútbol?

T. Z.: Nosotros no lloriqueamos. Nuestra labor es proteger a los operadores de los estadios que, con mucho esfuerzo y dinero público, como en Kaiserslautern, han edificado unos campos geniales. Y no va a venir nadie a decirnos que sólo valen una tarjeta roja.

Sobre el tema de cancelar la gala de apertura del Mundial, ¿realmente era el césped el problema?

T. Z.: No se debe pasar por alto que el césped en un Mundial de Fútbol es algo diferente al de un campo en el que juega un equipo cualquiera. Es muy distinto. No sólo por el uso, sino por las transmisiones televisivas y muchas otras cosas, se trata de una unidad muy especial. Al fin y al cabo, es sitio donde tiene lugar el Mundial.

Ahora dice la compañía holandesa que suministra el césped que pueden renovar toda la hierba sin problemas en 17 horas.

T. Z.: Eso ya lo sabemos por ocasiones anteriores. Es lo que siempre dicen los suministradores y los productores de césped. Pero tenemos que ofrecer garantías de que, en caso de condiciones climáticas muy adversas, algo así se pueda llevar a cabo. No sabemos qué tiempo hará durante el Mundial.

En Múnich se celebrará una variante reducida del espectáculo previsto para Berlín y sobre esa hierba también se juega el Mundial.

T. Z.: Las dos galas no tienen nada que ver la una con la otra. Absolutamente nada.

¿Significa eso que el césped de Múnich no va a pisarse?

T. Z.: Se va a cubrir. Al contrario de lo que estaba previsto en la gala de Berlín, el césped de Múnich no se utilizará en ningún momento.

El informe de Stiftung Warentest y la negativa de la FIFA al evento de Berlín han perjudicado la imagen del Mundial, ¿qué clima observa en el país?

T. Z.: Un perjuicio de la imagen puede recomponerse. Por eso creo que el daño a la imagen de Alemania no existe. En cuanto suene el silbido del primer partido, la emoción será la misma o mayor que la que sentimos durante la Copa Confederaciones.

¿Y en el extranjero?

T. Z.: En el extranjero, y por eso me enfada tanto el lío que Stiftung Warentest ha organizado, la seguridad de nuestros estadios ha quedado desacreditada de forma irresponsable. En Inglaterra, Austria, Suiza, Holanda… se frotan las manos con el informe de Stiftung Warentest.