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Crisis del banano y Europa: el momento de hablar "es ahora"

Mirra Banchón
16 de febrero de 2023

Grandes cadenas de tres países de la UE se suman a la iniciativa de salario digno para el sector del banano. ¿Soluciona la gran crisis que sufre la fruta preferida de los europeos? DW, desde Bruselas, recoge opiniones.

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Bananas de Ecuador en una caja.
Los precios del mercado determinan los salarios de los trabajadores del banano.Imagen: David Diaz/dpa/picture-alliance

En diciembre del 2022, cinco grandes cadenas belgas se unieron en una iniciativa para garantizar un salario digno a los trabajadores en las plantaciones de bananos. Colruyt, Delhaize, Aldi, Jumbo y Lidl Bélgica y Luxemburgo prometen, hasta el 2027, salvar la brecha entre el salario real y el que debería percibir un trabajador del banano para hacer frente al costo de la vida.

Las cadenas belgas toman la posta de la iniciativa lanzada un año antes por las que operan en Alemania: Lidl, Aldi Sur y Norte, Kaufland, Rewe, DM y Tegut. También la de las que operan en Holanda.

"Celebramos que haya más conciencia sobre lo que se debe mejorar y que haya iniciativas para buscar soluciones a los retos bananeros”, dice a DW Marike De Peña, que preside la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores de Comercio Justo (CLAC). 

Retos bananeros

Con los retos bananeros, De Peña hace alusión no sólo a la brecha salarial, sino a el conjunto de factores que han llevado a que el banano -la fruta estrella en el mercado europeo- esté en crisis. Según datos publicados por la FAO, las importaciones del promedio de los 27 países de la Unión Europea, el mayor importador del mundo, decayeron en 2022 en un tres por ciento. Después de una década de expansión, fue el segundo año consecutivo de disminución. La demanda, no obstante, no decae. 

La explicación se encuentra en los países productores, de los cuales cinco de los seis mayores están ubicados en América Latina y el Caribe (Ecuador, Costa Rica, Guatemala, Colombia, República Dominicana). A la escasez de fertilizantes por la guerra en Ucrania y la pérdida de mercados, se suman cambios climatológicos, alza de precios en insumos y transporte, los efectos de la pandemia y la plaga del microhongo Fusarium. 

Una cuestión de cálculo

Con respecto a la iniciativa, "hemos despertado el interés de aportar y sabemos que el problema se debe enfrentar juntos”, comenta la presidenta de CLAC. No obstante, "en esos cálculos de brechas no se incluye la realidad del pequeño productor. En Fair Trade somos mitad pequeños, mitad grandes”, agrega De Peña, que representa a Fair Trade por América Latina y el Caribe.

Por el momento -siguiendo un instrumento de cálculo desarrollado por GIZ, la agencia de cooperación alemana-, se recogen datos para determinar cuál es la brecha. Se trata de analizar los datos de las empresas exportadoras de banano fresco, que tengan más de cinco trabajadores contratados.

"Pero no es que nos falten datos. Sabemos el costo de una producción sostenible que incluye el pago de salarios dignos. ¿Si aumentas el salario y no el precio del banano, no se tendrá aún menos dinero para la producción o para garantizar trabajo decente?”, cuestiona De Peña, haciendo alusión también al trabajo informal.

¿Iniciativa europea?

"Desde el Parlamento Europeo y la Comisión se empuja desde hace años el salario digno. Por ejemplo, para el sector del cacao se han logrado acuerdos con los tres mayores productores. En principio, es una buena iniciativa para el sur global”, dice, por su parte, a DW Anna Cavazinni, presidenta de la Comisión de Mercado Interior en la Eurocámara.

"No obstante, ¿no son los precios del mercado los que deberían garantizar salarios dignos? ¿No deberíamos más bien impedir que las bananas en el mercado europeo cuesten un par de centavos? Me parece extraño que con fondos de la cooperación saldemos brechas que se han creado porque las cadenas, con su inmenso poder, hacen presión sobre los precios”, critica Cavazinni.

Cavazzini, eurodiputada alemana del bloque ecologista, aboga más bien por lograr una buena directiva europea. "No se trata sólo de salario digno, sino de que, por ejemplo, un supermercado que compra bananas para venderse en el mercado europeo debe asegurarse de que en su producción los trabajadores no hayan sido expuestos a agroquímicos peligrosos, y que las bananas no sean producto de trabajo infantil”, subraya.

Responsabilidad de los Estados

Marike De Peña pone otro ejemplo: "Si una cadena compra solo un 20 o un 30 por ciento de la producción, ¿únicamente para una parte de la producción está asegurado el salario digno? Si sacamos componentes de un total -el salario, los derechos humanos, la huella hídrica- la solución va a ser incompleta. Se trata de temas que deben poder ser defendidos legalmente y cuya implementación debe ser controlada”, advierte De Peña, quien desde hace 23 años dirige una cooperativa bananera en República Dominicana.

"Este es un debate que debe incluir un compromiso de nuestros países, no solo para el banano, sino también para los otros cultivos. Es muy importante hacer la conexión entre productores, gobiernos y compradores”, afirma Marike De Peña, aceptando que, si bien los resultados no saldrían a la velocidad que se espera, "el momento de hablar, no solo de salario o ingreso digno, es ahora”.

(cp)