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La falta de viento en el pequeño fiordo habría ocasionado que los peces dejaran de recibir suficiente oxígeno. Los arenques muertos son un peligro para las aves, ya que la grasa que desprenden crea un capa de aceite sobre el agua, que después se fija en el plumaje de las aves. Por esta razón, los habitantes se han dado a la tarea de retirar los peces del lugar.