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Irak o el gran negocio de la posguerra

25 de marzo de 2003

Una guerra contra Irak causará grandes destrozos. Y a grandes males, grandes remedios. O grandes negocios.

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Explotación de petróleo en IrakImagen: AP

Washington ha llamado en secreto a licitación a varias empresas que se encargarían de la reconstrucción de Irak. Entre otras, se trata del consorcio constructor californiano Bechtel -que ya en 1991 estuvo encargado de la reconstrucción de Kuwait-, de Fluor and Parsons y Louis Berger Group, de Nueva Jersey.

¿Favoritismo?

Especialmente interesante es que otra de las empresas que recibió la secreta licitación es Kellog Brown & Root, una afiliada de la texana Halliburton, de la cual el actual vicepresidente Cheney fue un alto directivo hasta el año 2000. A Kellog -así lo publica el semanario alemán "Der Spiegel" basándose en investigaciones del norteamericano "Wall Street Journal"- le habrían encomendado también la delicada misión de elaborar un plan para combatir posibles incendios en las refinerías de petróleo.

La licitación, calificada de "urgente", menciona una ganancia de hasta 900 millones de dólares, dimensiones vistas anteriormente sólo en los programas de reconstrucción de la infraestructura de Alemania y el Japón después de la Segunda Guerra Mundial.

El informe habla de que USAID -la organización gubernamental norteamericana de ayuda al desarrollo- exigirá al ganador de la licitación cumplir en seis meses el monumental encargo que, entre otras cosas, incluye:

  • Habilitación de 2400 kilómetros de importantes carreteras.
  • Poner a disposición, en el lapso de dos meses, 550 generadores de emergencia , y en seis un 15% del alambrado eléctrico de alta tensión.
  • Servicios de salud básicos para la mitad de la población iraquí –13 millones de habitantes-, después de un semestre. En esto estaría comprendido, por lo menos, un hospital para cada ciudad grande.
  • Reconstrucción de varios miles de escuelas.
  • Reconstrucción de 5000 casas, y reparación de otras 3000.

Costos incalculables

La reconstrucción de Irak se estima en unos 200.000 millones de dólares. Sólo poner el arruinado oleoducto iraquí en el estado en que se encontraba antes de la guerra del Golfo en 1991 costaría unos 5.000 millones de dólares. También hay que reconstruir las redes de agua potable, puertos, puentes y el sistema de salud pública. Es todavía un enigma cómo piensa financiar George W. Bush este milagro; claro está ya, sin embargo, que solicitará al Congreso norteamericano un mayor presupuesto. Además, no hay que olvidar que la venta del petróleo iraquí –después de la por Bush tan anhelada deposición de Saddam- dejará sus ganancias, mismas que según el líder norteamericano son patrimonio del pueblo iraquí.

Los alemanes también anhelan

Visto así, Irak se vuelve un terreno prometedor para las empresas constructoras, también para las alemanas. Las relaciones comerciales entre la industria alemana e Irak alcanzaron su cúspide en los años 80, cuando el monto de exportaciones alcanzó los 4 mil millones de euros. Sin embargo, después de la guerra del Golfo, el embargo de la Naciones Unidas acabó con el negocio. Para las empresas alemanas, por ende, una de los peores escenarios de la posible postguerra sería que sólo las empresas norteamericanas y británicas se repartan el pastel, sin darle ni un trocitos.