Heckler & Koch: la historia detrás del fabricante de armas
15 de mayo de 2018Seis altos directivos del fabricante de armas alemán Heckler & Koch enfrentan un juicio por la venta ilegal de miles de fusiles de asalto tipo G-36 a México entre 2006 y 2009.
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Ya en 2015, periodistas alemanes y mexicanos, así como activistas, comprobaron que las armas de H&K se usaron en el ataque armado contra estudiantes mexicanos el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, que dejó decenas de heridos, seis víctimas fatales y 43 desaparecidos.
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Esto fue revelado en un documental de la cadena pública alemana ARD, que demostró que los fusiles se habían usado en regiones mexicanas a las que el fabricante alemán tenía prohibido exportar, que algunos oficiales del gobierno mexicano ignoraron este reglamento o ni siquiera estuvieron enterados y que H&K ayudó a entrenar a agentes policiales mexicanos en las regiones prohibidas.
G-3: un éxito global
Más allá del escándalo en torno a H&K, el activista antiarmamentista Jürgen Grässlin, que demandó al fabricante en 2010, destaca el hecho de que la empresa ha inundado de forma legal el mundo con armas pequeñas desde su fundación en 1949 en la localidad de Oberndorf, en el estado federado de Baden-Wurttemberg.
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Según la leyenda local, Edmund Heckler, un ingeniero de la fábrica alemana de armas Mauser -que suministró miles de riles a los ejércitos de Hitler-, fundó la empresa tras haber escondido maquinaria de Mauser de las fuerzas aliadas encargadas de la desmilitarización en Alemania.
De todas las armas de fuego que H&K ha fabricado a lo largo de los años, el fusil G-3 es el mejor ejemplo del impacto que la empresa ha tenido en los conflictos del mundo. Este rifle, fabricado por primera vez en 1959 para los soldados de la Bundeswehr, es uno de los fusiles de asalto más usados del mundo junto con la Kalashnikov AK-47.
Cientos de miles, probablemente incluso millones de personas, han sido asesinadas con un G-3 en los conflictos del mundo desde que empezó a fabricarse. Puesto que con un buen mantenimiento un fusil puede funcionar por décadas, el G-3 inevitablemente ha llegado a manos de prácticamente todas las organizaciones terroristas y milicias extremistas en cada uno de los continentes.
Hace décadas, cuando las leyes alemanas de venta de armas eran mucho menos restrictivas, varios gobiernos de Alemania Occidental aprobaron la venta de armas G-3 a 80 países. Sin embargo, el fusil se convirtió en un verdadero éxito mundial entre 1961 y 1981, cuando Bonn (capital por ese entonces de la República Federal de Alemania) permitió a H&K vender licencias para la fabricación del G-3 a 15 países.
Irán, México, Myanmar, Pakistán, Filipinas, Turquía y Arabia Saudí son algunos de los países que recibieron la licencia y, puesto que en todos hay guerras, conflictos internos armados o guerras subsidiarias, hoy día es casi imposible saber cuántos G-3 todavía están en circulación. Se estima que son entre 7 y 10 millones.
G-36: una secuencia fatal
La historia se repitió con el arma que se convertiría en el sucesor del G-3, el G-36, fabricado por primera vez en 1997 y más potente y preciso que el antecesor.
Cuando el G-36 se empezó a vender a nivel mundial, los controles alemanes de exportación de armas se habían vuelto mucho más estrictos, y solo se concedieron licencias a España y Arabia Saudí.
En sus poco más de 20 años de existencia -y pese a los estrictos controles alemanes-, el G-36 ha llegado a manos de actores beligerantes tanto estatales como no estatales en todo el mundo, incluido Egipto, el ejército libio de Muamar el Gadafi, combatientes kurdos en el norte de Irak, así como el ejército y la policía saudíes.
Ben Knight (VT/ERS)
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