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Halle - Vivir en la ciudad

15 de diciembre de 2010

Emocionante para una provincia y apacible para el gran mundo – así es la vida estudiantil y nocturna de Halle. Y si fuera un plato, figuraría en el menú bajo la rúbrica “comida casera con un toque de exotismo”.

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Calle central de Halle.Imagen: DW/Peter Hille

El trabajo de un investigador se convierte a veces en agotador y penoso. Por eso el bioquímico inglés, Dr. Rudd, quien vive y trabaja desde hace algunos años en Halle, necesita algo para desconectar. „Después de una jornada de trabajo lo que deseo es una programación cultural, que contraste respecto a lo que hago en mi trabajo“ –asegura. Sin revelar qué entiende él por esa programación contrastante, afirma entonces tajantemente: „En Halle se encuentra de todo!“, -¿pero qué es todo? Tal vez sea esa mezcla de cultura establecida con esa otra llamada frecuentemente „vida de estudiantes“. Es un colage de cinco teatros, seis salas de concierto y una ópera, además de un número cada vez mayor de pintorescas tabernas y teatros de aficionados, un cocktail de cultura tradicional con cultura alternativa.

Humboldt Pinguin
Un pinguino Humboldt en el zoológico de Halle.Imagen: picture-alliance/dpa

Un hueso de ballena en la ventana

Del techo cuelga un cocodrilo, en la ventana el hueso de una ballena. Los armarios guardan una cantidad increíble de plantas, piedras y animales disecados, monedas y máscaras mortuorias, objetos domésticos y armas de todo el mundo. Y estos no son todos los objetos de la colección de objetos de arte y de historia natural de las Fundaciones de Francke, tal vez el último de los tesoros maravillosos del barroco.

August Herrmann Francke viene haciendo mucho por Halle desde finales del siglo XVII. En aquel entonces siendo profesor de la universidad creó una fundación con el objetivo de posibilitarle una instrucción sólida a los sectores más desposeídos y a los huérfanos, lo cual demuestra el pensamiento revolucionario que tenía para su época. Francke construyó una ciudad escolar dentro de Halle. Esa „ciudad“ todavía es útil, ya que en ella hay una escuela, un kindergarten, la sede de la fundación y la universidad. El conjunto arquitectónico fu incluido en la lista de la UNESCO de bienes culturales que necesitan ser protegidos. Una razón más por la que Halle fue declarada ciudad cultural.

Aquí se escucha a Händel – allá retumba una discoteca

Deutschland Bildgalerie Händel Festjahr 2009
Busto del compositor Händel.Imagen: picture-alliance/ dpa

Por supuesto que Halle es el paraíso de los amantes de Händel y de la música clásica. Pero también hay música diametralmente opuesta. Una „programación contrastante con la música clásica“ se puede encontrar en todas las tabernas, clubes y discotecas diseminados por toda la ciudad. No todos son nuevos. Hay un club de estudiantes, que fue creado en tiempos de la ex-República Democrática Alemana (RDA) y que aún sigue siendo muy frecuentado, entre otras razones por su ubicación. En el siglo XVII había un poderoso castillo de unos obispos en el centro de la ciudad antigua. Sus antiguos propietarios jamás imaginaron el uso que tiene actualmente: Música de discoteca en la imponente torre de su fortificación.

Fuera de la ciudad y sin embargo dentro en el mismo centro

Halle se encuentra directamente a orillas del Saale. La ciudad no es lo único que ha cambiado. El río también ha recuperado su esplendor. Durante muchos años no fue más que una cloaca para desperdicios tóxicos de las industrias. En sus aguas prácticamente no había ningún animal vivo. Pero todo esto pertenece al pasado. El Saale ha recuperado su salud. A quienes den un paseo por sus orillas, les valdría la pena darse un pequeño salto hasta el Castillo de Giebichenstein. Aquí se encuentra la Escuela Superior de Arte y Diseño. Este es un barrio de casas residenciales y jardines de recreo. Este es un Halle totalmente distinto al del centro. ¿Cansado del paseo? Entonces puede refrescarse en una taberna de cerveza al aire libre que se encuentra a orillas del Saale. Desde aquí podrá saborear no sólo una cerveza, sino también el paisaje fluvial cuyo fondo son el peñón y el Castillo de Giebichenstein. Tal vez sea esto a lo que se refería el investigador, Dr. Rudd, cuando hablaba de las programaciones contrastantes.

Autor: Sven Näbrich

Editor: Rosa Macías