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Haití, en busca de un futuro propio

Gemma Casadevall (CP)23 de octubre de 2015

Luego de las elecciones de este domingo en Haití, Michel Martelly asegura que su sucesor continuará llevando a su país por el sendero de la democracia. ¿Cuál será el futuro del país más pobre de América Latina?

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Michel Martelly, presidente de Haití, durante los comicios del 9 de agosto, que fueron anulados.
Michel Martelly, presidente de Haití, durante los comicios del 9 de agosto, que fueron anulados.Imagen: Reuters/A. M. Casares

Michel Martelly, presidente de Haití desde 2011, afirma por estos días estar preparado para regresar, el 8 de febrero de 2016, a ser quien era antes: “Sweet Micky”, un cantante. El día antes de esa fecha habrá entregado el cargo a su sucesor, ya que la Constitución de su país no permite la reelección. Lo hará satisfecho, dice, “de haber encarrilado a su país”, el más pobre de América Latina, “hacia la estabilidad democrática”.

Da por hecho que ese sucesor será Jovenel Moise, su delfín y el hombre al que ha respaldado sin reparos en la carrera electoral y cuyo primer espaldarazo -o derribo- se producirá este domingo, 25 de octubre. Ese día están convocados a las urnas los 5.871.450 electores del país, para la primera ronda de las presidenciales, más la segunda de las legislativas en que se elegirán senadores y diputados, así como consejos municipales.

¿Podrá "Sweet Micky" cantar satisfecho?

Que “Sweet Micky” vuelva a cantar satisfecho porque hay un sucesor que sigue el camino por él trazado dependerá de lo que ocurra este domingo. Lo más probable es que el nuevo presidente se conozca tras una segunda vuelta -el 27 de diciembre- y ni siquiera es seguro que Moise la dispute.

Podría impedírselo Jude Celestin, quien ya en 2010 luchó por la presidencia pero debió bajarse de la segunda vuelta por una revisión de los escrutinios que dio el puesto al candidato “sorpresa” Martelly. O Marysse Narcisse, la candidata auspiciada por el expresidente Jean-Bertrand Aristide.

Moise, Celestin y Narcisse son los tres aspirantes con más opciones de alcanzar la presidencia, según los sondeos difundidos en la recta final por Brides y Sigma. Uno significa la continuidad del oficialismo actual; el otro se presenta como gran gestor, formado en Suiza y estratega del primer mandato de otro expresidente, René Préval. La tercera, más allá del parentesco político con el derrocado Aristide, es una figura reconocida en Haití como impulsora de la equidad de género, la medicina familiar y la prevención contra el sida.

Seis millones de personas viven sumidas en la pobreza en Haití.
Seis millones de personas viven sumidas en la pobreza en Haití.Imagen: Getty Images/AFP/H. Retamal

Haití, lejos de la estabilidad política

Que Haití, con seis millones de habitantes sumidos en la pobreza, aún está lejos de la estabilidad política lo evidencia la violencia que rodeó la primera ronda de las legislativas, entre denuncias de irregularidades de la oposición y organismos internacionales. También el hecho de que la participación no alcanzó el 20 %, ya sea por miedo a la violencia, que suele marcar el día a día y por tanto también los comicios en el país, ya sea por desinterés.

Los comicios del 9 de agosto quedaron anulados en varios distritos y deberán repetirse ahora. Se celebraban ya con años de retraso y sucesivos aplazamientos. Martelly gobierna por decreto, lo que permite la Constitución, en un país donde siguen presentes las huellas del devastador terremoto de 2010, con 300.000 muertos, y la siguiente gran catástrofe nacional: la epidemia de cólera.

“Serán las primeras elecciones del Haití moderno en que estarán presentes todas la líneas políticas”, afirma el analista político Nino Karamaoun, francés y afincado en Haití desde 2011. No se refiere con ello únicamente a la denominada “jungla de candidatos” a la presidencia -54 en total, de los cuales 4 se retiraron en los últimos días-, ya que su inmensa mayoría no tienen ninguna opción. Que sean tantos refleja, más bien, la “fragilidad política” de un país sin estructuras partidarias reales. Pero, por lo menos, dice el analista, sí están representadas todas las opciones tradicionales, desde el progresismo o socialdemocracia hasta el liberalismo empresarial.

El terremoto de 2010 dejó graves daños en Port-au-Prince, la capital de Haití.
El terremoto de 2010 dejó graves daños en Port-au-Prince, la capital de Haití.Imagen: J. Barreto/AFP/Getty Images

Esfuerzos por un futuro diferente

La reconstrucción tras el terremoto es visible. "A la construcción de un panorama político propio le queda aún un largo trecho”, apunta Juan Ernesto Caballero, arquitecto de Honduras que ha trabajado en rediseñar barrios enteros que habían sido arrasados por el terremoto “como si hubiera quedado marcada sobre ellos la huella de un gigante”.

La gran apuesta, coinciden el analista político y el arquitecto, es la articulación de un futuro propio. Haití, colonizado por españoles y luego por franceses, se convirtió en el primer país independiente de América Latina en 1804. Ha vivido tantas revoluciones sangrientas como ocupaciones -incluidas las de EE. UU. Ha conocido dictadores como François Duvalier y su hijo, vivió una suerte de instauración democrática con Aristide -luego aniquilada por él mismo- y todo tipo de intentos de “nuevo comienzo”. Ahora tiene ante sí el reto de empezar a caminar por cuenta propia, sin muletas que a veces auxilian, a veces estorban, llámense comunidad internacional o directamente EE. UU. Por lo pronto, la seguridad nacional sigue tutelada por la MINUSTAH -misión internacional de la ONU en Haití- y sus comicios, por el Consejo Electoral Provisional (CEP), por encima de los requerimientos de los grandes organismos de observación electoral -OEA o UE, de nuevo presentes en el país- a que deje atrás el atributo de “provisional”.