Para el canciller alemán Willy Brandt y su mediador Egon Bahr los Tratados con el Este de Europa eran algo muy importante; para muchos alemanes, sin embargo, una traición a la patria. El acuerdo entre la Alemania Federal, la Unión Soviética y Polonia reguló la invulnerabilidad de las fronteras. Con los Tratados la cortina de acero empezó a tener sus primeras fisuras.