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Grynspan: “La UE haría mal en perder su liderazgo ético”

Mirra Banchón
21 de marzo de 2017

Sobre movilidad estudiantil, la política de Washington, los inmigrantes, las relaciones con América Latina y el papel de la UE, DW conversó con Rebeca Grynspan, secretaria general de la SEGIB*.

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Rebeca Grünspan
Imagen: DW/M. Banchón

DW: "Europa y América Latina son regiones de paz” se dice siempre y ésa sería una de las cosas que asemeja a ambas regiones. ¿No estamos cerrando los ojos ante la realidad de América Latina, con índices de violencia como los de Honduras, El Salvador,  Venezuela, México, Colombia?

Rebeca Grynspan: Creo que las dos cosas son ciertas. ¿Por qué? América Latina es una región de paz, porque en este momento no tenemos un conflicto armado abierto entre países o dentro de los países de la región. A eso nos referimos con zona de paz. Con todos los problemas que hay en otras regiones, y cuando nos acordamos de nuestra historia, no es poco decir. Usted está hablando con alguien que, en su juventud, vivió la guerra centroamericana; lo que hemos logrado no es menospreciable.

 

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Por otro lado eso no significa cerrar los ojos hacia una realidad que también afecta a las personas de manera profunda: la violencia y la inseguridad ciudadana. Su solución requiere de un conjunto de políticas públicas: en la Justicia, para que no haya impunidad; en la Policía, para que haya eficacia en la protección de los ciudadanos. Pero también en la política social, para evitar que haya desesperanza y una juventud que no encuentra asidero al insertarse en la sociedad de manera positiva.

En los últimos 25 años América Latina ha cuadruplicado su producto interno bruto, pero aún hay 70 millones de pobres. Por otro lado, tiene la juventud más educada que haya tenido nunca, pero el 25 por ciento de los jóvenes está fuera del mercado laboral.  ¿Cómo se explica esto?

Estamos viviendo lo que yo llamo "la encrucijada del éxito”. Porque tenemos una población joven más educada que nunca, pero al mismo tiempo una situación de desaceleración económica, donde las posibilidades de empleo se han ralentizado. Ahí hay un choque entre las expectativas y las oportunidades que estamos ofreciendo. Tenemos que poner los dispositivos para evitar una juventud educada pero sin esperanza, resentida y que no encuentra espacios de participación y de progreso.

Rebeca Grynspan, durante una actividad en Bruselas.
Rebeca Grynspan, durante una actividad en Bruselas.Imagen: DW/M. Banchón

¿Dispositivos como cuáles? Si uno piensa en Europa, por ejemplo en España, la juventud tiene precisamente ese problema: jóvenes con tres másteres y dos idiomas y no encuentra trabajo. ¿Es Europa la que puede ayudar a América Latina a salir de la "encrucijada del éxito”?

Creo que nos tenemos que ayudar mutuamente, porque la verdad es que estamos sufriendo problemas similares. Al mismo tiempo que América Latina duplica su juventud universitaria, registra la deserción universitaria más alta del mundo. ¿Qué está pasando? Primer punto: en lugar de retener a los jóvenes en la universidad, los estamos lanzando a un mercado laboral  donde no encuentran oportunidades. Segundo punto: tenemos que mejorar la calidad de la educación. El problema no es sólo que no hay empleos, sino que para los empleos que hay los jóvenes no están capacitados. Tanto en España como en América Latina. No es suficiente tener dos o tres másteres y cuatro idiomas. La pregunta es: ¿tienen las habilidades que el mercado laboral está demandando en este momento?

¿Es en este contexto donde tiene que entenderse la iniciativa de la Segib de colaborar con las empresas privadas en proyectos educativos?

Para esta apuesta de "Campus Iberoamérica” –para la movilidad de estudiantes, profesores e investigadores– no estamos acudiendo a los Estados sino al sector privado. Una de las formas de movilidad que estamos incentivando son las prácticas laborales como continuación de la educación. En América Latina prácticamente no existe la práctica laboral. A los jóvenes no los emplean porque no tienen experiencia y no tienen experiencia porque no tienen empleo. Es lo mismo que pasa en España. Queremos que esa práctica laboral sea fuera de su país para adquirir también habilidades en la globalización y que vuelva a su país con una actitud distinta.

Como Segib ustedes esperan haber logrado 200.000 movilidades estudiantiles para el 2020. ¿Es sólo un sueño?

No estamos ahí todavía. Sí, todavía estamos soñando. Pero al que no sueña no se le realizan los sueños…. Hubiera podido ponerme una meta de 10.000 movilidades y lo hubiera cumplido. Pero eso no cambia la realidad.

"La geometría y la geografía de la cooperación internacional han cambiado”, ha afirmado usted en la conferencia que acaba de dar en el Parlamento Europeo. ¿Estos cambios en qué medida atañen a la vida del ciudadano de a pie?

El desempleo afecta tanto a los jóvenes latinoamericanos como a los de varios países de Europa.
El desempleo afecta tanto a los jóvenes latinoamericanos como a los de varios países de Europa. Imagen: picture-alliance/dpa

Cambia en una cosa fundamental: no creemos ya que haya respuestas únicas a problemas complejos. Las respuestas únicas hicieron mucho daño. Hoy en día consideramos mucho más las diferencias y el recorrido histórico de las culturas. En ese sentido, los ciudadanos son más protagonistas que nunca porque nosotros no tenemos las respuestas.

A propósito de protagonismo ciudadano: son varios los países de América Latina en donde la ciudadanía exige rendición de cuentas y transparencia, algo que, desde la cooperación europea, se considera un rubro prioritario en la agenda….

Yo lo celebro. Las instituciones no cambian y los cambios no se dan mientras no haya una demanda ciudadana. Aquí la pregunta es: ¿esa demanda ciudadana nos va a conducir a una deseable profundización de la democracia? ¿O nos va a conducir a una mayor desconfianza del sistema político? Si el sistema político pudiera responder a esa demanda, nos haría sociedades mejores.

"Las relaciones entre la UE y América Latina entran en una nueva etapa” se recalca mucho en lo que va del año. ¿Cómo ve usted esta nueva etapa y cuánto tiene que ver en ella las políticas del nuevo gobierno de Estados Unidos?

Todavía no la agenda entera, estamos apenas al inicio de esta administración. Estamos viendo cambios muy importantes en migración y comercio, algo que afecta sin duda alguna a la región. No obstante, la región misma avanzaba ya hacia la diversificación tanto de sus relaciones comerciales como de su matriz productiva. Podemos aprovechar esta situación para acelerar el paso en esa dirección y para intensificar la cooperación regional, que es todavía muy pobre. Avanzar en esas dos cosas sería la oportunidad que brinda esta crisis.

Usted es costarricense. ¿No teme por América Central y lo que signifique para la región el retorno forzoso de sus emigrantes?

Sí temo, me preocupa mucho. Vengo de una familia de migrantes, soy de la primera generación nacida en Costa Rica. Creo en la oportunidades para los migrantes. Me parece triste que a gente que quiere trabajar responsablemente en un país, ganarse el sustento para su familia, mandar a sus hijos a la escuela -cosas que normalmente los humanos queremos- no les sea posible. Entiendo que se deporte a la gente que no quiere insertarse en el marco legal, pero estos son una minoría. 

Cerremos el círculo: en este tema, ¿el papel de la Unión Europea?

Creo que el diálogo sobre migración y movilidad es sumamente importante. Lo digo como aliados en un discurso global. Mal haría Europa en perder su posición de liderazgo ético en el mundo, tiene que saber que tiene una responsabilidad en el marco global de llevar esa voz. 

*Secretaría General Iberoamericana, una organización que reúne a 19 países de habla hispana y portuguesa de América Latina y a España, Portugal y Andorra. Su secretaria general, Rebeca Grynspan, asumió el cargo en abril 2014 después de haber sido vicepresidenta de Costa Rica, ministra de Economía, de Finanzas y de Asuntos Sociales. También subsecretaria del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas.