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Gerhard Schröder y Rosneft: un escándalo que no sorprende

Reinhard Müller
29 de septiembre de 2017

Aunque el excanciller de Alemania piense que pueda servir a las relaciones germano-rusas, su nuevo puesto en Rosneft sigue siendo un escandalo, opina Reinhard Müller, del diaro Frankfurter Allgemeine Zeitung.

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Deutschland Gerhard Schršöder und Wladimir Putin
Imagen: H. Hollemann/dpa/picture alliance

¿Un excanciller de Alemania al servicio ruso? Esto es un escándalo. Pero ciertamente no es ninguna sorpresa. Porque Schröder, que se refirió a Putin como un "demócrata de pura cepa", pasó poco después de acabar su mandato a trabajar en la industria energética rusa.

Pocos exigen que un antiguo estadista no use sus contactos después de su último mandato para ganarse algún dinero adicional. Sin embargo, esto conlleva algunos problemas. Cuanto más importante sea el nuevo cargo, más problemática se vuelve esa nueva tarea. Por buenas razones existen en las empresas reglas de transparencia y prohibiciones estrictas para los miembros de la cúpula administrativa. Muchos demandan algo similar para los políticos.

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Reinhard Müller, comentarista del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ)

Por supuesto, mucho depende del caso individual. Schröder dice que suparticipación en el consejo de supervisión de la petrolera rusa Rosneft es lo mismo que una actividad similar en una compañía energética estadounidense. Pero, por un lado, esto también plantearía preguntas. Y por otro lado, Rosneft es una empresa que figura en la lista de sanciones de la Unión Europea. Es un consorcio estrechamente ligado al Estado ruso. ¿Y que tipo de Estado es ese? En los tiempos de la cancillería de Schröder todavía existía una cierta libertad en Rusia. Hoy en día es un Estado autoritario que anexionó a Crimea y persigue a periodistas opositores al régimen.

El antiguo lema sobre el "cambio a través del acercamiento" que definía la política del excanciller Willy Brandt hacia Rusia, sigue siendo válido. Hay que seguir hablando con Moscú. La única pregunta es si un ex jefe de Gobierno alemán es la persona adecuada para tal puesto. No es justo acusar  Schröder de aceptar el puesto como miembro del consejo de vigilancia por razonas del dinero. Parece que él realmente se ve en una misión histórica. Por supuesto que nadie le impide cultivar sus contactos privados, que bien pueden servir las relaciones germano-rusas. Sin embargo, por su nuevo cargo se encuentra en la nómina de un régimen autoritario. Y en esto debe aplicarse lo que se aplica a cualquier pequeño funcionario: cada apariencia de comportamiento deshonroso debe ser evitada.

Autor: Reinhard Müller (GG)