Muchas mujeres en el pueblo trabajaban por encargo en telares ajenos. Josefina Jiménez quería progresar: prescindir de los intermediarios que solo les pagaban una comisión, hacer diseños propios en telares propios y comercializar los tapetes junto con sus compañeras. Para alguien como ella -que solo estudió la primaria- resultó muy difícil solicitar un crédito y cumplir con los requisitos para poder fundar una cooperativa. Gracias a su perseverancia y al apoyo de la Casa de la Mujer "Rosario Castellano” en Oaxaca, Josefina Jiménez logra fundar Mujeres que tejen, en 1992. Desde entonces, las tejedoras convierten sus sueños en lienzos. Seguramente en el lugar del mundo donde estos hallen su destino, transmitirán las emociones de sus creadoras entrelazadas con los colores y el olor característico de los productos naturales con que fueron confeccionados. Además, ellas son creadoras de un tejido de esperanza en el pueblo: "Ahorita ya no se van muchos jóvenes, se interesan por el tejido”.