El nuevo tono de la administración Obama en cuanto a la ecología aporta al buen ambiente en el Foro sobre Energía y Clima en Washington. ¿Cabe esperar ahora sí que haya avances sustanciales?
Hillary Clinton, secretaria de Estado de Estados Unidos, durante el Foro sobre Energía y Clima en Washington
En la autopista hacia las medidas en contra del cambio climático, el presidente estadounidense, Barack Obama, quiere acelerar. Bajo su antecesor, George W. Bush, términos como calentamiento global no eran de uso demasiado común. Lo contrario sucede con el presidente Obama, que anuncia un giro drástico en el curso que lleva la política estadounidense en cuanto a objetivos ecológicos. “En los primeros días de su mandato empezó a hacerlo notar”, opina Arne Jungjohann, experto en Medio Ambiente de la Fundación Heinrich Böll en Washington.
El debut de Obama ha sido fulminante, opina Jungjohann, “pues ha realizado todo lo que pudo haber hecho el Ejecutivo en los primeros 100 días”. Entre sus primeras medidas se encuentra el haber creado un equipo competente y dar luz verde para que cada Estado de la Unión defina para sí estándares medioambientales más ambiciosos que los propios federales.
Primeros pasos
Pocos días después de que el nuevo mandatario llegase a la Casa Blanca, la Oficina para el Medio Ambiente recibió el encargo de revisar una ley. Se trataba de una que impedía que los Estados definieran individualmente los niveles límite de las emisiones de los vehículos. El gobierno del presidente Bush, basado en ella, frenó la iniciativa del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, quien quería introducir niveles más estrictos que los de Washington. “En este momento, doce Estados quieren seguir el ejemplo de California, lo que representa el 50 por ciento del mercado automotor”, explica Jungjohann.
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La construcción de automóviles de bajo consumo es, según declara Obama, uno de los pasos más importantes para salir de la dependencia del petróleo extranjero. Independencia energética y nuevos puestos de trabajo parecen ser dos palabras mágicas con las que espera entusiasmar a los estadounidenses de su mayor objetivo ecologista: abandonar los combustibles fósiles a favor de energías renovables.
"Mi presupuesto prevé 15 mil millones de dólares anuales para la generación de energía limpia como la eólica, la solar, la geotérmica y para las tecnologías de carbón limpio”, promete el presidente Obama. El objetivo es duplicar el uso de energías renovables en un plazo de tres años y crear en el ramo unos 460.000 “puestos de trabajo verdes”.
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