Las tasas de contagio de coronavirus se están reduciendo en China, coincidiendo con algunas de las mayores muestras de ira pública en décadas. La población de Pekín y otras localidades acogieron con satisfacción la vuelta gradual a la normalidad tras años de duras restricciones. Las autoridades afirman que no abandonan la política de "cero COVID", sino que la aplican con mayor flexibilidad.