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Europeos tras la búsqueda de una sola voz.

13 de septiembre de 2002

El 11 de septiembre selló la transición de la política exterior alemana. Aunque los europeos ofrecieron a Estados Unidos una solidaridad ilimitada, en las cuestiones decisivas siguen divididos.

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Banderas de los 15 frente al Palacio de Laeken en Bruselas.Imagen: AP

La clara y temprana negativa del Canciller alemán Gerhard Schröder a la participación de Alemania en una posible ofensiva militar contra Irak, recibió una fuerte crítica por parte de sus aliados occidentales. No sólo Washington expresó su malestar por este anuncio ‘en solitario’ por parte de Alemania contra toda acción militar contra Bagdad, también sus socios europeos, como Gran Bretaña y Francia reaccionaron con escepticismo.

La postura alemana en su política exterior ejemplifica las dificultades en el seno de la UE frente a la ‘solidaridad ilimitada’ con Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo.

Los atentados obligaron a cambiar de rumbo

El impacto de una nueva realidad en la seguridad nacional de los Estados europeos se refleja en la política de defensa. La importancia de esta cartera ocupaba un papel secundario antes de los antentados del 11 de septiembre. Prácticamente todos los países miembros de la UE redujeron drásticamente sus presupuestos de defensa en los últimos años. Actualmente el volumen financiero de este rubro es equivalente a tan solo la mitad del presupuesto de defensa de Estados Unidos. Países como Holanda, Bélgica y Francia eliminaron el servicio militar obligatorio. España e Italia preveían seguir la medida en los próximos años. Este paso no está excento de dificultades, a fin de cuentas la reducción de las fuerzas del ejército está asociado con una pérdida de soberanía.

Países pequeños se sienten rezagados

Esto explica el que la entrada en vigencia del Articulo V de la OTAN, tomara por sopresa a los países de la Unión Europea a finales del año pasado. En Alemania la participación del ejército en Afganistán fue una cuestión tan controvertida que obligó al Canciller alemán a vincular el envío de tropas a la batalla antiterrorista en Afganistán, a una moción de confianza planteada ante el parlamento. El asunto estuvo a punto de hacer estallar la coalición gubernamental entre socialdemócratas y verdes.

Gran Bretaña, Alemania y Francia son los países que han enviado el mayor número de soldados a Afganistán. Tras la caída del régimen Talibán sus fuerzas siguen trabajando estrechamente en la región. Sin embargo esta situación ha tenido efectos secundarios: países como Bélgica temen quedar en un segundo plano. Esto es un factor más que reduce las posibilidades de maniobra de la Unión.

Intereses divergentes

Las instituciones europeas que ya eran responsables antes del 11 de septiembre de la lucha contra el crimen, han sido víctimas de las rivalidades entre los Estados nacionales. Esto ha sido claramente evidente en el caso de Europol. La introducción de 'la orden de aprehensión' comunitaria, debía otorgar una mayor efectividad a la policía europea con sede en La Haya.

Los acuerdos en la Cumbre de Laeken realizada en diciembre pasado, establecieron una simplificación de los procesos de extradición, reduciendo el lapso de duración a un máximo de 90 días. En esta ocasión la que saltó fue Italia. El Primer Ministro Silvio Berlusconi, exigió que se eliminara de la lista de delitos, que contenía 32 categorías, cuestiones como corrupción y lavado de dinero. Al final el gobierno italiano no tuvo más remedio que dar su brazo a torcer.

Los 15 países de la Unión acordaron introducir la orden de aprehensión comunitaria en el 2004. Alemania, España, Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Luxemburgo y Portugal siguen pugnando por su vigencia a partir del 2003.