Europa pide a los palestinos que depongan la violencia
17 de diciembre de 2006Ante los últimos sucesos en la franja de Gaza cabe preguntarse si la guerra civil a la que todos tanto temen no ha comenzado ya. Armados hasta los dientes, partidarios de Hamás, la organización radical que ganó por mayoría absoluta las últimas elecciones en Palestina y a la que pertenece el actual jefe de Gobierno, Ismail Hanija, y fieles a Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y líder del otro grupo en conflicto, Fatah, se enfrentan en las calles de Gaza en un ir y venir frenético de explosiones, ataques con morteros, asaltos y tiroteos.
Desde Europa se llama a la calma. Los enfrentamientos violentos tienen que cesar y los palestinos deben esforzarse por lograr imponer la unidad nacional: sólo así podrá mejorar la situación de las personas en los territorios palestinos, puede leerse en una declaración emitida por la presidencia de la Unión Europea, hasta finales de año en manos de Finlandia.
"En estos momentos críticos pedimos a los palestinos que depongan la violencia", declaró la comisaria de Exteriores de la UE, Benita Ferrero Waldner. Abbas y Hanija han anunciado que las organizaciones que encabezan dejarán de combatirse mutuamente. Es demasiado lo que está en juego. Pero el alcance y la duración de este acuerdo está aún por ver.
Elecciones anticipadas: no sin consecuencias
Hace meses que la situación en la franja de Gaza es insostenible. Ayer, el presidente Abbas consideró que las negociaciones entre el Gobierno y la ANP, entre Hanija y él, entre Hamás y Fatah, se excedían ya en el tiempo y decidió ante el aplauso internacional convocar elecciones anticipadas.
La UE acoge la resolución de Abbas como un intento por salir de la crisis abierta, se dice en Finlandia, pero la comunidad vería con buenos ojos que el presidente no diera por perdida la batalla de la unidad nacional. "Quiero resaltar mi apoyo a Abbas", fueron las palabras de Javier Solana, el representante para la política exterior de la UE.
Hoy se hacen patentes las consecuencias de esa decisión entre un pueblo sin Estado que se muestra más dividido que nunca, y más acorralado que nunca por los milicianos de uno y otro bando. Los seguidores de Hamás acusan a Abbas de ser un espía estadounidense y de no haber tenido nunca verdaderas intenciones de llegar a un acuerdo para formar un gobierno de unidad nacional.
Ahora que las encuestas otorgan ventaja a su movimiento Fatah, aseguran sus opositores, Abbas se ha topado con la constelación ideal para llamar a los palestinos a las urnas. Es un Golpe de Estado, dice Hamás, y la organización ya ha anunciado que no participará en los comicios.
Desde que Hamás asumiera el Gobierno a principios de 2006 y los radicales islámicos se negaran a reconocer el derecho de existencia del Estado de Israel, la ayuda financiera que llegaba del exterior, en buena parte de la Unión Europea, se cortó de golpe poniendo en graves aprietos a la débil economía palestina, lo que cada vez se deja sentir más entre el pueblo y hace aumentar el descontento y las intenciones de voto a Fatah.
Ser o no ser bajo las balas
Sin embargo, no se espera que los nuevos comicios vayan a poder celebrarse antes del verano de 2007. Como poco, dicen los optimistas, se necesitarían tres meses para organizar las elecciones. Si la región logrará aguantar la presión durante tanto tiempo abre una duda bastante razonable. A lo largo del día de hoy, los enfrentamientos entre las milicias de Fatah y de Hamás se han sucedido sin pausa.
Durante la noche del sábado al domingo, 18 palestinos resultaron muertos en la guerra callejera que libran los dos grupos rivales. A primeras horas de la mañana, un guardia de Abbas moría al ser atacada una base de entrenamiento. El convoy en el que viajaba el ministro de Exteriores palestino, el miembro de Hamás Mahmud Az Zahar, fue bombardeado a medio día. Un joven de 19 años resultó muerto a consecuencia de un disparo.
Por la tarde, un puesto de la Guardia Presidencial Palestina cercano al cuartel general de Abbas en Gaza fue atacado a golpe de mortero. Es el primer ataque de estas características. En otros tiempos, era el ejército israelí el que se dedicaba a sitiar Gaza.
Se calcula que el brazo armado de Hamás, las llamadas brigadas Kassam, cuenta con unos 20.000 hombres. Las milicias de los radicales islámicos las forman otros 6.000. Abbas dispone para sí de las fuerzas de seguridad oficiales, más pobladas que las milicias de Hamás, pero mucho menos motivadas.
"La gente de Hamás defiende una ideología, una creencia. Por el contrario, los agentes de policía que desde hace meses no reciben su salario no tienen nada en qué creer", comenta en Gaza un palestino. "Es una cuestión de ser o no ser", dice un partidario de Fatah.