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¿Está la relación comercial China-UE en la encrucijada?

Clifford Coonan
16 de septiembre de 2020

Los líderes europeos decían estar enfadados por los campos de Xinjiang y la mano dura contra Hong Kong. En la largamente esperada cumbre UE-China la retórica fue algo más dura, pero no hubo ningún cambio sustancial.

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Momento de la cumbre virtual entre la UE y China.Imagen: Reuters/Y. Herman

Indiferente ante las metáforas sobre igualdad de condiciones y claramente impasible ante las veladas, pero diplomáticas amenazas por su historial de derechos humanos, China se va de la cumbre virtual de esta semana con la UE sintiéndose bastante complacida por cómo salió todo. Antes del encuentro, se hablaba del espanto de los líderes europeos ante los llamados "campos de reeducación" de Xinjiang y la brutal opresión de los uigures musulmanes, ante la Ley de Seguridad Nacional en Hong Kong y la restricción de las libertades, ante los desequilibrios comerciales y la falta de reciprocidad para las empresas europeas. Pero la respuesta de la UE durante esta cumbre no fue sustancialmente distinta a la de otros encuentros UE-China en las últimas dos décadas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que la UE tenía la intención "realmente seria" de lograr un mejor acceso al mercado chino y sentenció: "China tiene que convencernos de que vale la pena tener un acuerdo de inversión".

Diferencias evidentes

Aunque la retórica fue algo más beligerante, ninguno de los participantes dejó de pensar un solo instante en el hecho de que, con más de mil millones de euros al día en comercio bilateral, la Unión Europea es el principal socio comercial de China. La gran cuestión es cómo podrá la Unión Europea concluir este año las negociaciones del tratado China-UE (CAI por sus siglas en inglés) con diferencias tan evidentes en cuanto a Hong Kong, Xinjiang y acceso a los mercados. "Las cumbres virtuales producen resultados virtuales. En estos duros tiempos, algunos pueden alabar que la UE y China todavía están comprometidos con el diálogo, pero la cumbre no dio verdaderos resultados", dice a DW Fraser Howie, autor y antiguo profesional de la banca que escribe sobre el sistema económico de China.

Alemania ocupa la presidenica rotativa de la UE y la canciller, Angela Merkel, tuvo palabras de advertencia sobre los campos de Xinjuang y la mano dura contra Hong Kong, pero también habló de vender cerveza bávara y vino alemán a China. "Merkel fracasó a la hora de lograr concesiones o progresos en el largamente buscado CAI, aunque la UE fue tal vez más dura que en el pasado al plantear objeciones a la creciente lista de violaciones de los derechos humanos de China. Las opciones de que Merkel acabe su carrera política con un tratado de inversión UE-China parece cada vez más reducidas", vaticina Howie.

Estados Unidos complica las cosas

El estilo de Donald Trump lo ha enemistado con los líderes veteranos de la UE, hasta el punto de que Europa se inclina más por cooperar con un rival sistémico como China antes que encontrar un terreno común con un aliado histórico como Estados Unidos. China ve a la UE con un contrapeso a Estados Unidos, con quien se encuentra sumida en una guerra comercial dañina. Y ha sembrado con éxito la división entre los países europes haciendo tratados bilaterales con los elementos más inestables del bloque, como Grecia e Italia.

A China no parecen importarle los sermones europeos

Mientras tanto, continúa la rápida recuperación china de la crisis del coronavirus. Las ventas al por menor están creciendo por primera vez en 2020 y la producción industrial aumentó en agosto el 5,6 por ciento respecto al pasado año. Con este telón de fondo, es difícil digerir que a China no parece importarle especialmente lo que piense la UE. De hecho, el lenguaje utilizado fue más agresivo de lo habitual.

"China se opone firmemente a que cualquier país se inmiscuya en sus asuntos internos", dijo el presidente Xi Jinping. "El pueblo chino no aceptará un profesor de derechos humanos y nos oponemos a los dobles raseros". Alemania está muy interesada en un tratado de inversión con China, que sería parte del legado político de Merkel y que supondrá la base de un tratado de libre comercio en algún momento del futuro. Pero ese momento parece estar muy lejano.

(ms/ers)