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Espejito, espejito: ¿qué camisa me queda mejor?

Luna Bolívar18 de agosto de 2008

En el Instituto Heinrich Hertz de Berlín han inventado un espejo mágico. No revela quién es la más guapa, ni funciona con pócimas de bruja, pero permite cambiarse de camisa con sólo apretar un botón.

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Lo novedoso no es tanto el cambio de color, como la posibilidad de modificar el estampado.Imagen: HHI Fraunhofer
Quien crea que el vestirse y desvestirse en los probadores de las tiendas es la parte más divertida de ir de compras, verá poca utilidad en un espejo virtual.

El resto, aquellos que consideran una verdadera tortura tener que recopilar entre estanterías y perchas la misma camiseta en verde, en rojo, a rayas, de cuadros, con dibujo y sin él, proceder a las maniobras de quita y pon, y todo ello sólo para dar con el modelo más favorecedor, agradecerá al Instituto Frauenhofer de Técnica Informativa Heinrich Hertz el desarrollo de este nuevo invento.

Frente a lo que parece un espejo normal, la camisa, camiseta o jersey, cambia de color y dibujo sin más movimiento que el de apretar un botón, y eso reflejando hasta el último pliegue o sombra de la prenda, así como el movimiento natural del tejido.

Para verse mejor

Der virtuelle Spiegel
¿Azul o rojo? Basta con apretar un botón.Imagen: HHI Fraunhofer

El espejo virtual inventado por Anna Hilsmann y su equipo podría incluso alargar, proporcionalmente al tiempo que se ahorra en el probador, la vida de muchos matrimonios. O aumentar en los hombres la predisposición al “shoping” ya que, según el Instituto Heinrich Hertz, en la búsqueda de la prenda perfecta éstos abandonan antes que las féminas.

Ya hace un año, los investigadores berlineses presentaron un invento similar al actual, pero sólo para verse los pies. “Se instaló en las tiendas Adidas de Londres y París”, dice Hilsmann a DW-WORLD, “cuando los clientes se probaban los zapatos, con ayuda del espejo les podían cambiar el color, el material, el logotipo… ¡estaban viendo modelos que ni siquiera existían!”

El principio que se sigue ahora es el mismo: el supuesto espejo es en realidad un monitor. Sobre él se coloca una cámara que registra lo que lleva puesto el observador. Los datos se almacenan y partir de ahí se modifican.

Sin embargo, ante los zapatos la ropa presenta dificultades añadidas: la textura del tejido, el movimiento de la tela, las sombras y los pliegues determinan a menudo se aspecto general. Son, en otras palabras, elementos necesarios sobre el espejo. Para poder plasmarlos, Hilsmann y su equipo han prescindido de una dimensión. Una red triangular en la imagen plana se encarga de la sensación de profundidad y, a cada golpe de botón, el cliente se ve a sí mismo con un color o un dibujo diferente sobre la ropa como si se estuviera mirando en un espejo convencional.

Los límites del prototipo

Der virtuelle Spiegel
Cambio de look virtual.Imagen: HHI Fraunhofer

Sin embargo, incluso con espejo virtual hay que pasar al menos una vez por el probador. “El cliente tiene que ponerse la prenda: sólo entonces el sistema puede registrar y almacenar los datos que necesita, y simular después los cambios”, dice Hilsmann. Por lo tanto, puede que las colas se reduzcan, pero aún es demasiado pronto para empezar a desmontar las cabinas.

Tampoco ante las tallas inapropiadas queda más camino que el que pasa por desvestirse. Si la camisa es demasiado grande o demasiado pequeña, el invento no está en condiciones de transformar la prenda a su tamaño ideal.

Pero quién sabe. Quizás sea este el principio de los espejos que lo pueden todo: hasta dar consejos, lo que salvaría otro sinfín de vidas conyugales. Mientras tanto, en el Instituto Heinrich Hertz siguen trabajando. “Nosotros nos dedicamos a la investigación”, comenta Hilsmann, “este espejo es, de momento, un prototipo”.