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Equanimeous: el alemán que se perdió el Super Bowl LV

Heiko Oldörp
1 de febrero de 2021

Tampa Bay llegó al Super Bowl por segunda vez en su historia después de derrotar a Green Bay el domingo. Para el alemán-estadounidense Equanimeous St. Brown, la espera por llegar a un Super Bowl continúa.

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USA American Football Equanimeous St. Brown
Imagen: Dylan Buell/Getty Images

El 20 de enero de 2019, Equanimeous St. Brown estaba sentado en su casa viendo las eliminatorias de la NFL.

"No estará en casa a esta hora el año que viene", tuiteó St. Brown, y el tiempo le dio la razón. Es cierto que faltó algunos partidos por lesión a lo largo de 2020, pero el domingo pasado sí salió al emparrillado cuando los Packers se enfrentaron a los Bucaneros de Tampa Bay por un lugar en el Super Bowl LV.

Desafortunadamente para St. Brown, tendrá que esperar un poco más para convertirse en el cuarto alemán en aparecer en el evento principal del fútbol americano, después de que los Bucaneros de Tom Brady ganaran 31-26 para llegar al gran juego en su ciudad, Tampa, el próximo 7 de febrero.

St. Brown, de 24 años, fue buscado dos veces por el mariscal de campo Aaron Rodgers y atrapó un pase de diez yardas, pero luego no pudo controlar el balón en la zona de anotación para una conversión de dos puntos.

Sin embargo, la noche marcó un hito impresionante para St. Brown, nacido en California y poseedor de la doble ciudadanía estadounidense y alemana. Para él, fue un punto culminante en una historia familiar internacional digna de Hollywood, pero que comenzó en una convención de físico-culturismo en Colonia, en 1989.

Un asunto internacional

Miriam Steyer había asistido a la convención, solo para acompañar a una amiga que jugaba bádminton. John Brown, por otro lado, había volado especialmente desde California para presentar un nuevo producto protéico para una empresa alemana.

Brown, tres veces Mr. Mundo y dos veces Mr. Universo, era puro músculo, e inmediatamente llamó la atención de Steyer. El inglés de ella no era brillante, recuerda, por lo que no tenían mucho de qué hablar. Pero la atracción era mutua y los dos se mantuvieron en contacto.

California se sentía mucho más lejos de Alemania que hoy, y las llamadas telefónicas no eran baratas. Entonces, la pareja intercambió cartas, conociéndose gradualmente a lo largo de una distancia de 9.000 kilómetros. "Cada seis meses volaba a Estados Unidos", dice Steyer a DW.

En 1996, se casaron en Renania, antes de establecerse en Estados Unidos. Ese otoño, nació su primer hijo.

Destinado a ser deportista

John Brown siempre quiso que sus hijos fueran atletas, y en lo posible, jugadores de la NFL. Y sabía que, en una carrera tan competitiva, los pequeños matices podían marcar la diferencia.

Los nombres, por ejemplo. Por eso agregó el prefijo "St.", que en inglés abrevia la palabra "santo" y que también son las dos primeras letras del apellido de soltera de su esposa.

Y para asegurarse de que su hijo llamara la atención de inmediato, lo nombró Equanimeous Tristan Imhotep. El primer nombre que significa "ecuánime", el tercero es el de un antiguo sacerdote egipcio.

Sus hermanos, Osiris Adrian Amon-Ra y Amon-Ra Julian Heru, también llevan el nombre de los dioses egipcios del inframundo, el sol y el cielo.

Miriam Steyer dice que no tenía nada que decir al respecto y, aunque aprobó la idea de que sus hijos se convirtieran en atletas profesionales algún día, "se centró en todas las demás cosas fuera del deporte". Principalmente en la educación de los niños. Para Steyer, era importante que sus hijos crecieran hablando varios idiomas. Pensaba que les será muy útil más adelante, después de sus carreras deportivas.

Raíces en dos continentes

También deseaba mostrarles a sus hijos su propio país y, cada verano, la familia visitaba a parientes en Alemania, dividiendo su tiempo entre Leverkusen, cerca de Colonia, y Friedensdorf, en Sajonia-Anhalt, donde vive su tía abuela Sieglinde Zeising.

Equanimeous dice que tiene buenos recuerdos de "muchos animales, mucha campiña, algunas casas, un granero y muchas frutas y verduras en el patio trasero". Recuerda con afecto a su "Tante Linde", que ahora tiene 88 años. Friedensdorf, dice, era completamente diferente a California.

De vuelta a casa en la Costa Oeste, él y sus hermanos habían levantado pesas desde los cinco años y siguiendo un estricto plan nutricional elaborado por su padre. "Puedo enseñarles todo para que se conviertan en los mejores del mundo", dijo John Brown al Los Angeles Times. "Porque sé lo que se necesita".

Equanimeous dice que es una ventaja que su padre también fuera un atleta profesional. "Nos mostró lo duro que es el camino, lo duro que tendríamos que trabajar".

De Compton al Super Bowl

Para hacer eso, John Brown llevaba a sus hijos a Compton los fines de semana, el notorio suburbio de Los Ángeles donde él mismo creció y que en la década de 1970 tenía la tasa de homicidios más alta de Estados Unidos.

En Compton, sus hijos jugaban deportes contra los niños locales, comparándose con los jóvenes que no crecieron en familias protegidas y que ciertamente no iban a la escuela privada, pero sabían cómo triunfar en la vida.

Esa fue la actitud que una vez ayudó a John Brown a progresar de las calles a la cima de su deporte, y también ayudó a su hijo.

En 2018-19, el receptor de 1,96 m de altura hizo 21 recepciones para 328 yardas en 12 partidos. No está mal para un novato, pero no fue suficiente como para evitar que los Packers se perdieran el partido por el campeonato. En diciembre de 2020, anotó su primer touchdown y terminó la temporada a solo un juego del Super Bowl.

Este año lo verá en televisión nuevamente, el 7 de febrero. Pero la historia de Equanimeous St. Brown en la NFL apenas comienza.