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Entre "euroforia" y estancamiento

31 de diciembre de 2002

El primer año de circulación del euro coincidió con un entorno económico global hostil. Los consumidores tuvieron que aprender a manejar el euro y las autoridades a defenderlo, sin perder la credibilidad política.

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El ministro de Hacienda alemán y el Comisario de Finanzas de la UE, Pedro Solbes.Imagen: AP

El Pacto de Estabilidad y Crecimiento representa el ancla de estabilidad para el euro. Este acompañante de la política monetaria única vigila el cumplimiento de la disciplina fiscal de los 12 países que integran la Zona Euro. Según el Pacto, cualquier país cuyo déficit presupuestario supere el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) debe emprender medidas inmediatas para controlarlo. De lo contrario, la Comisión Europea podría imponer una multa de hasta un 0,5% del PIB del país infractor. La única manera de evitar la multa sería si en el mismo periodo la economía del país en cuestión sufre una contracción del 2% del PIB.

Dudas sobre el Pacto de Estabilidad

El Pacto pretende evitar que los gobiernos subviertan el trabajo del Banco Central Europeo (BCE), concentrado en controlar la inflación en la Zona Euro. Sin un control presupuestario, las administraciones desde Lisboa hasta Berlín podrían estar tentadas a compensar una política monetaria restrictiva del BCE, con medidas fiscales expansivas.

Pero lo que sobre el papel aparenta coherencia, puede perder su lógica al insertarlo en una realidad económica como la actual. En el 2002, la economía europea creció como máximo un 0,8%. Una situación peor solo se vivió en 1993, con un retroceso del 0,9%. Actualmente no se descarta incluso una breve recensión en los primeros meses del 2003. Las esperanzas de Bruselas se concentran en la segunda mitad del 2003 con un crecimiento estimado de 1,8%, claramente inferior al 2,9% anunciado en la primavera del 2002.

Alemania es la víctima más prominente de un año marcado por incertidumbre política internacional, caídas bursátiles y escasa demanda interna. Berlín no puede ampliar su déficit, al mismo tiempo que la mala situación económica eleva el desempleo y la presión sobre el gasto social.

Circulo vicioso

Alemania, Francia e Italia (que juntos representan el 70% del PIB de eurolandia) y Portugal tienen problemas con el cumplimiento del Pacto de Estabilidad (con déficit de 3,8%, 2,7%, 2,4% y 3,4%, respectivamente, en el 2002).

Estos países deben reducir su gasto público para evitar una multa comunitaria. Pero la exigencia de disciplina fiscal coincide con una débil demanda interna y una coyuntura internacional que no parece alcanzar como su sustituto. De momento se iniciaron procedimientos por déficit excesivo contra Portugal y Alemania.

Mientras que tradicionalmente el sector publico sería quien actúa de manera "anticíclica" para compensar la falta de demanda nacional e internacional, el Pacto de Estabilidad en principio cierra esta puerta y deja a estas economías atrapadas en lo que parece ser un circulo vicioso.

¿Reformar el Pacto?

Las voces más críticas hablan de una "pacto de la depresión económica". Lamentan que los 12 países del euro no solo han sacrificado su política monetaria, sino al mismo tiempo fácticamente su independencia de política fiscal. Piden por lo tanto una reforma del criterio de déficit publico. Incluso el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, calificó de "estúpido" el pacto, aunque aclaró referirse a su aplicación y no al pacto en sí.

Tanto la Comisión Europea como el BCE advierten que alterar la "Constitución" del euro sería una amenaza para la moneda única como tal. Una reforma no está a la vista. En cambio, Europa está ante el desafío de flexibilizar las reglas para que no sean ellas mismas las que estrangulen la capacidad de recuperación económica.