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En movimiento - Danzando en el mundo

17 de octubre de 2020

Todo es posible con la danza: superar fronteras, cambiar el mundo, conquistar un lugar en la sociedad. Tanto en Dresde como en Burkina Faso o en Colombia.

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Sin palabras, pero con toda la intensidad del cuerpo. La danza contemporánea como forma de expresión artística que supera fronteras físicas y psíquicas: en eso, la coreógrafa estadounidense Meg Suart es toda una maestra. En el Congreso de la Danza 2019, en Dresde, Stuart pudo demostrar cuánta influencia ejerce en el panorama internacional de la danza y cómo es posible lograr que apasionados bailarines de todo el mundo entablen un diálogo. Allí más de 500 expertos de los cinco continentes se reunieron bajo su dirección para intercambiar experiencias y explorar lo desconocido. Un laboratorio de ideas único, cofinanciado con el Instituto Goethe, con el lema: "A Long Lasting Affair". Con su compañía radicada en Bélgica, "Damaged Goods", Meg Stuart ha establecido nuevas pautas para la danza teatro. "Es un espacio compartido de inspiración y diálogo. Te encuentras con alquien y eso puede cambiar tu vida", afirma. Una búsqueda de trascendencia y transformación. ¿Cómo interactúan las diferentes concepciones de la danza entre un país y otro, qué las separa y qué las une? Cultura.21 viaja a Dresde, a Colombia y a Burkina Faso en busca de los temas que mueven a la gente. Conocemos a Salamata Kobré, por ejemplo, a quien su prometido rechazó cuando ella quiso aprender danza moderna en Burkina Faso; algo que, según una extendida opinión en el país africano, es propio de prostitutas. Pero ella hizo realidad su sueño, pues en la capital, Ouagadougou, se ubica uno de los puntos neurálgicos de la danza en África: el Centro de desarrollo coreográfico La Termitière. Aquí se llevan al escenario temas políticos de suma actualidad. Y aquí tiene lugar el proyecto Engagement Féminin, que anima especialmente a las mujeres a conquistar los escenarios como bailarinas y coreógrafas. En Sudamérica, la danza contemporánea también tiene que enfrentarse a los prejuicios. Por ejemplo, en Colombia: cuando Alejandro Penagos sale de su casa de Bogotá con zapatos de tacón, pone en riesgo su vida. Por eso se ha unido a otros artistas que comparten su sensibilidad para fundar el grupo performativo "House of Tupamaras", que en poco tiempo dio mucho que hablar. Escenifican espectáculos de danza en la metrópolis colombiana de 10 millones de habitantes e invitan a los jóvenes a bailar Vogue. Cultura.21 los lleva de viaje por el globo hacia varios centros de la danza contemporánea, en lugares donde uno no habría esperado hallarlos.