Aún después de cinco meses, los estragos ocasionados por las inundaciones en el valle del Ahr son visibles: miles de casas siguen inhabitables y muchas deben ser demolidas. El invierno supone para muchos hogares una nueva amenaza.
El ingeniero de calefacción Nils Görres, de Altenburg, en el distrito de Ahrweiler, presenció cómo, de un día para otro, la inundación arrasó su negocio. Desde entonces, él y sus colegas luchan por recuperarse, mientras ayudan en todo lo posible. Rendirse no es una opción. Las demás víctimas de las inundaciones tampoco deberían pasar frío en invierno. Un informe de Florian Nusch.